Lo que parecía una utopía, la fabricación de un ordenador portátil para los niños del Tercer Mundo que sólo costará 100 dólares, está a punto de hacerse realidad. No ha sido fácil, pero casi dos años han pasado desde que Nicholas Negroponte, cofundador del Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT), lanzara la idea y ha habido numerosas dificultades, pero el portátil ya existe y las pruebas finales comenzarán este otoño en Argentina, Brasil, Nigeria, China, India, Egipto y Tailandia.
La ONG Un Portátil Para Cada Niño (OLPC, por sus siglas en inglés), creada por miembros del MIT, distribuirá 500 ordenadores a cada uno de estos países. ‘Una vez que finalicen los test, incorporaremos las sugerencias y empezaremos a aceptar pedidos’, explica Walter Bender, presidente de OLPC. Los portátiles no estarán a la venta en los comercios y no podrán por tanto adquirirse directamente por particulares. La ONG venderá los ordenadores a determinados Gobiernos que, a su vez, los repartirán en escuelas. El precio final ronda los 140 dólares, pero Negroponte espera poder reducirlo hasta los 50 dólares en 2010.
El camino hasta aquí no ha sido fácil. El portátil debía ser prácticamente indestructible, con una batería recargable hasta en lugares sin acceso a la electricidad y todo por no más de 100 dólares la unidad. Muchos científicos lo consideraron inviable y algunos críticos negaron que un ordenador fuera una necesidad real para millones de niños que, en muchos casos, carecen de libros o agua potable.
Llegar al diseño final tampoco fue sencillo. Negroponte contrató inicialmente al estudio Design Continuum de Boston, pero pronto quedó claro que hacía falta otro enfoque. Los prototipos propuestos eran poco compactos (algunos tenían una manivela o pedales para recargar las baterías) y había demasiados elementos expuestos al polvo o la humedad. Negroponte recurrió entonces a Fuseproject, un estudio de San Francisco fundado por Yves Béhar. ‘Hemos intentado aportar la noción de un diseño compacto, duradero y aun así económico’, dice Béhar. Por ejemplo, el teclado original ha sido sustituido por otro de goma que queda absolutamente sellado y protegido. Las antenas, que permiten la conexión inalámbrica entre ordenador y ordenador, son móviles y sirven también para cubrir los puertos de conexión USB.
El portátil pesa 1.250 gramos, utiliza el sistema operativo Linux y tiene un procesador de 368 Mhz. Dispone de una memoria RAM de 128 megas, más 500 megas de memoria flash, pero cada ordenador funciona además como nodo en una red inalámbrica (mesh network) y el servidor central permite una capacidad almacenamiento de 200 gigabytes. La red podrá conectar a niños situados a una distancia hasta de 16 kilómetros aunque no haya acceso a internet y les permitirá acceder a contenidos almacenados en el servidor central como libros de texto. La pantalla cambia de color a monocromática para permitir una mejor visión a plena luz del sol. La carcasa está disponible en varios colores y se puede adaptar a los gustos del cliente: Nigeria, por ejemplo, la quiere en verde y blanco, como su bandera nacional.
Béhar está encantado con el proyecto de OLPC, que para él recupera el espíritu con el que nació el ordenador personal hace ahora 25 años. ‘Están llevando a cabo lo que supuestamente era la principal función del ordenador personal: permitir a todo el mundo el acceso a la información’.
Sin embargo, el portátil de los 100 dólares aún deberá sortear otro obstáculo. Hasta el momento, ninguno de los países participantes se ha comprometido a comprar el mínimo requerido de un millón de unidades por nación. El presidente de la OLPC confía en alcanzar esa cifra e insiste en que aún no se están aceptando pedidos. Pero Negroponte ha asegurado en alguna ocasión que el lanzamiento definitivo podría posponerse si no se alcanza una cifra satisfactoria de encargos.
Fuente:CincoDias.es