«A CLASE sigue siendo obligatorio ir». La aclaración es de Vicente Goyanes, que, después de conseguir que la Universidade de Vigo dé un paso más hacia el futuro al transformar las clases de toda la vida en archivos de MP3, teme que las aulas se vacíen aún más. A la dura competencia de las cafeterías, se sumará a partir de ahora la de los ordenadores y los dispositivos portátiles de reproducción de archivos en formato MP3.
Con ellos será posible seguir algunas asignaturas. De momento son apenas cuatro, pero en los próximos años se irán incorporando nuevas materias. «Este servicio forma parte de los aplicaciones multimedia que ofrecemos. Las grabaciones con MP3 empezaron a utilizarse con éxito el año pasado con algunos doctorados, y ahora se hará en asignaturas de primer y segundo ciclo, pero como material de apoyo», relata Goyanes, que, temeroso de la espantada, no se cansa de insistir en la naturaleza complementaria del MP3. «La idea es avanzar hacia una enseñanza basada en el trabajo personal del alumno, que es la base de la adaptación al espacio europeo de formación», añade, responsable también de UVigo-Tv, una cadena televisiva interna que ha permitido a la Universidad avanzar en la enseñanza por Internet. Y de qué manera. Sólo en el último curso la cifra de alumnos virtuales de la Universidade de Vigo se ha duplicado, gracias a que la página en la Red de la institución académica recoge ya los temarios, apuntes, exámenes y ejemplos prácticos de más de 850 asignaturas. UVigo-Tv propició además la expansión del aprendizaje a través de las tecnologías del siglo XXI con la emisión de 90.000 vídeos didácticos, a los que ahora se unen los archivos MP3. En ellos están grabadas las clases, con la voz de los profesores. Y desde la Red también es posible acceder a las imágenes de la lección y a los documentos que utiliza el docente para explicarlos, desde un archivo Power point a unas notas manuscritas. «Pueden escuchar la clase en el bus -cuenta Goyanes-, o en el coche». O en la cafetería, si la pinchan con una buena base musical.
Articulo original de F. Muñoz de la Peña en Aulablog21
Fuente: La Voz de Galicia