El uso de las tecnologías disponibles en la actualidad no tiene nada de adicción, más allá de la que produce el uso de la electricidad para iluminarse o coger un coche para desplazarse. Son tecnologías que se incorporan masivamente y de forma generalizada a la vida de las personas, que tienen el atractivo de la novedad y que se introducen en la vida cotidiana de una manera intensiva, cambiando las costumbres sociales.
Los trastornos adictivos a distintas sustancias (alcohol y tabaco) tienen un patrón biológico y unas consecuencias nefastas. La comparación es ridícula e ignorante. Si alguien modifica su vida de forma patológica alrededor de las tecnologías de la comunicación, será una excepción; igual que lavarse las manos es algo positivo, realizar un lavado compulsivo de las manos puede ser una manifestación de un trastorno obsesivo-compulsivo. Cualquiera puede ver la diferencia.
Como toda novedad con impacto, y la comunicación entre los seres humanos si es una prioridad de los mismos, provoca inicialmente un uso intensivo, por supuesto, siempre más en unas personas que en otras. Eso no es una patología, las herramientas cambian y los comportamientos también, llegando posteriormente a un punto de equilibrio.
Dejemos de comentar tontiestudios de este calibre y enseñemos a aprovechar las ventajas de las tecnologías existentes para disfrute y aprovechamiento lúdico y profesional.
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