Su creador, Lord Sugar está de celebración por este día tan especial, y es que no hay duda que con el Amstrad logró lo que muchos fabricantes se habían propuesto anteriormente: conseguir que los ordenadores fueran de un precio asequible como para llegar a todos los hogares del planeta. Su lanzamiento en España, aunque tuvo una dura competencia en la forma de otros líderes de la época, como Spectrum, se plasmó con muy buenos resultados en sus dos modelos de monitor, el de fósforo verde y el de color.
Su lector de cinta, que podía llegar a pasar por apuros que se solucionaban a las bravas a través del agujerito que tenía cerca de la pletina (fue una época en la que se vendieron muchos destornilladores de tamaño pequeño), proporcionó horas y horas de diversión. La primera hora siempre cargando los juegos, con esas pantallas eternas que se iban coloreando o esos porcentajes numéricos que aumentaban. Pero los recuerdos que se guardan de aquella época son inolvidables.
El ordenador Amstrad llegó a tener varias encarnaciones posteriores por mucho que el mercado se fuera complicando cada vez más. Los hijos del Basic, usuarios jóvenes que habían aprendido a programar de forma rudimentaria en su casa, haciendo juegos o cargando largos programas de trucos, confiaron en Amstrad en ocasiones posteriores. Pero no hubo ninguna tan exitosa como la primera. Este ordenador de 8 bits reinó entre mediados de los años 80 e inicios de los años 90. Tuvo continuidad en versión con disco y la marca Amstrad llegó incluso a tener una consola de muy poco éxito.
La gama CPC de ordenadores Amstrad llegó a sumar alrededor de 3 millones de unidades vendidas a lo largo de toda su existencia, una cifra que actualmente suena muy baja en comparación a lo que logran los grandes dispositivos tecnológicos. Miles de juegos y una comunidad que sigue existiendo hoy día, capaz incluso de crear nuevo software de la nada, son el legado de Amstrad, uno que no se olvidará por mucho que cumpla 30, 60 o 90 años.
Fuente: Wikipedia