Artículo publicado por Charles Q. Choi el 12 de febrero de 2013 en Scientific American
Las “partículas virtuales” pueden convertirse en fotones reales – bajo las condiciones adecuadas.
El vacío podría parecer espacio sin nada, pero los científicos han descubierto una nueva forma de, aparentemente, lograr algo, como la luz, a partir de la nada. Y el hallazgo podría, finalmente, ayudar a los científicos a construir computadores cuánticos increíblemente potentes, o arrojar luz sobre los primeros momentos de la historia del universo.
La física cuántica explica que existen límites a la precisión con la que se pueden conocer las propiedades de las unidades más básicas de la materia – por ejemplo, no se puede conocer, simultáneamente, con certeza la posición de una partícula y su momento. Una extraña consecuencia de esta incertidumbre es que el vacío nunca está completamente vacío, sino que bulle con lo que se conoce como “partículas virtuales”, que aparecen y desaparecen constantemente.
Estas partículas virtuales aparecen a menudo en parejas que, casi instantáneamente, se aniquilan entre sí. Aun así, antes de desvanecerse, pueden tener efectos muy reales sobre sus alrededores. Por ejemplo, los fotones – paquetes de luz – pueden aparecer y desaparecer en un vacío. Cuando se colocan dos espejos uno frente a otro en un vacío, hay más fotones virtuales fuera de los espejos que entre ellos, lo que genera una aparentemente misteriosa fuerza que empuja los espejos uno contra el otro.
Este fenómeno, predicho en 1948 por el físico holandés Hendrick Casimir, y conocido como efecto Casimir, se observó por primera vez con espejos fijos. Los investigadores también predijeron un efecto Casimir dinámico, que aparece cuando se mueven los espejos, o los objetos sufren cambios, Ahora, el físico Pasi Lähteenmäki y sus colegas, de la Universidad de Aalto en Finlandia, revelan que, al variar la velocidad a la que puede viajar la luz, pueden hacer que aparezca luz en la nada.
La velocidad de la luz en el vacío es una constante, de acuerdo con la teoría de la relatividad de Einstein, pero su velocidad cuando atraviesa un material depende de una propiedad del mismo, conocida como índice de refracción. Variando el índice de refracción del material, los investigadores pueden influir en la velocidad a la que viajan dentro del mismo tanto fotones reales como virtuales. Lähteenmäki dice que puede verse este sistema como un espejo, y si su grosor cambia lo bastante rápidamente, los fotones virtuales que se reflejan puede recibir suficiente energía del rebote como para transformarse en fotones reales. “Imagina que te encuentras en una sala muy oscura y, de pronto, el índice de refracción [de la sala] cambia”, explica Lähteenmäki. “La sala empezaría a brillar”.
Los investigadores empezaron con un conjunto de 250 dispositivos superconductores de interferencia cuántica, o SQUIDs—circuitos que tienen una sensibilidad extraordinaria a los campos magnéticos. Colocaron el conjunto dentro de un refrigerador. Aplicando cuidadosamente campos magnéticos a este conjunto, pudieron variar la velocidad a la que viajaban los fotones de microondas a través del mismo en unos puntos porcentuales. Los investigadores enfriaron luego este conjunto hasta 50 milésimas de grado Celsius por encima del cero absoluto. Debido a que este entorno es superfrío, no debería emitir radiación, comportándose, básicamente, como un vacío. “Simplemente estudiamos estos circuitos con el propósito de desarrollar un amplificador, algo que logramos”, dice el investigador Sorin Paraoanu, físico teórico en la Universidad de Aalto. “Pero entonces nos preguntamos, ¿qué pasa si no hay señal a amplificar? ¿Qué pasa si el vacío es la señal?”.
Los investigadores detectaron fotones que encajaban con las predicciones de un efecto Casimir dinámico. Por ejemplo, tales fotones deberían mostrar la extraña propiedad del entrelazamiento cuántico — es decir, que al medir las propiedades de uno, los científicos podrían, en principio, conocer exactamente cómo es su homólogo, sin importar en qué punto del universo esté, un fenómeno al que Einstein se refería como “acción fantasmal a distancia”. Los científicos detallan sus hallazgos en la edición en línea del 11 de febrero de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Esta investigación podría ayudar a los científicos a aprender más sobre los misterios del entrelazamiento cuántico, que es clave para los computadores cuánticos – máquinas avanzadas que podrían, en principio, realizar más cálculos en un instante que átomos hay en el universo. Los fotones de microondas entrelazados generados por en conjunto experimental “pueden usarse para una forma de computación conocida como procesado de información cuántica de ‘variable continua’”.
Fuente: Ciencia Kanija
El «espejo» consiste en un componente de electrónica cuántica llamado SQUID (dispositivo superconductor de interferencia cuántica), que es extremadamente sensible a los campos magnéticos. Al cambiar la dirección del campo magnético varios billones de veces por segundo, los científicos hicieron al espejo vibrar a una velocidad de hasta el 25 por ciento de la velocidad de la luz. Mediante la transferencia de parte de su energía cinética a los fotones virtuales, el espejo les ayuda a materializarse.
Esto dio lugar a fotones que aparecen como pares dentro del vacío, y los pares se midieron en forma de radiación de microondas. Los científicos fueron capaces de establecer que la radiación tenía las mismas propiedades que predice la teoría cuántica para los fotones que se presentan en pares de esta manera. Los fotones aparecieron debido a que como carecen de masa requieren muy poca energía para ser excitados de su estado virtual. Esta observación también podría, en principio, crear otras partículas del vacío, incluyendo protones y electrones, pero requeriría más energía para hacerlo.
Mientras que los científicos piensan que los fotones pueden ser de utilidad para la información cuántica y el desarrollo de ordenadores cuánticos, el principal valor de la experiencia es que aumenta su comprensión de los conceptos físicos básicos, tales como las fluctuaciones del vacío. Estas fluctuaciones, dijeron, puede tener una conexión con la energía oscura, que impulsa la expansión acelerada del universo.
«Detrás del propio DCE, está una de las primeras demostraciones experimentales de la dinámica del campo electromagnético no adiabático (muy rápido), que es un campo potencialmente más amplio y general, lo que podría encontrar algunas aplicaciones», dijo Christopher Wilson, un científico de Chalmers .
«Los efectos de DCE y relacionados también son relevantes para la comprensión de algunos de los efectos en la cosmología de los inicios del universo, los agujeros negros, etc. Esto podría señalar el camino para algunos de los experimentos que pueden simular estos sistemas más exóticos. »
El trabajo apareció en la revista Nature