El timo de la estampita ya se ha quedado viejo.
Ahora los timos son mucho más sofisticados, y usan alta tecnología.
Sin duda el ejemplo más claro es el software y contenidos para móviles.
Un día hice la prueba con una aplicación de Jamba, y para demostraroslo, os dejo un desglose de los gastos:
Vi en los anuncios el famoso partner tracker, y decidí echar calculos a ver que pasaba. Evidentemente me suponía que era un timo, por eso mismo lo hice, para poder demostrarlo luego.
Y empezamos:
Y la factura total asciende a…….. 8€
¿Y todo para qué? para ver que escribas el número que escribas, siempre ves la misma animación….
Cito de su página web:
Fun Application: Rastrea a tu pareja y descubre lo que está haciendo
¿Siempre has querido saber lo que anda haciendo tu pareja cuando no está contigo? Tenemos algo mejor. Enseña a tus amigos dónde está tu pareja y lo que está haciendo en ese momento. Sólo tienes que introducir su número y pulsar “track” y aparecerá en tu móvil. Con este programa serás el rey de todas las fiestas. Diversión para todos. ¿A qué estás esperando? Consigue ya tu Partnertracker. No es un localizador GPS real. Además este software no requiere Internet
¡Claro! ¡No es un GPS real! Pero eso no es lo que parece al ver el anuncio, ¿a que no? ¡Ah no! Quizás en las letras esas que son tan pequeñas y van tan rápido que ni el mismo Kyle XY podría leerlas lo pone, así que claro, legalmente ellos lo han avisado, si has caído como un primo es tu culpa….
Fuente: ¿POR QUÉ NO PUEDO TENER UN BLOG?
La cosa llevaba ya tiempo dando que hablar: un mercado basado en casi regalar las impresoras para luego vender el suministro de tinta podría dar lugar a conflictos de intereses importantes, algunos de ellos llegando a vulnerar las más elementales normas del sentido común. Se habló de impresoras de inyección que desperdiciaban intencionadamente tinta y la vertían en un papel absorbente en su base, de forzar a los usuarios a gastar tinta en inútiles páginas de prueba cada vez que se cambiaba el cartucho, y de infinidad de trucos más. Pero la última técnica, descubierta y documentada por Farhad Manjoo y publicada posteriormente en “Take That, Stupid Printer!“ va mucho más allá, hasta el punto de poder calificarse de puro fraude, y ha sido recogido ya por sitios como Boing Boing o Digg: cartuchos de toner o de tinta programados para un número determinado de usos, y que posteriormente envían al ordenador la señal de “tinta agotada”, obligando al usuario a insertar uno nuevo y a tirar un cartucho todavía parcialmente lleno de tóner o tinta.
El tema viene de lejos, había sido documentado ya en foros de usuarios y hasta objeto de demandas colectivas contra empresas como Epson, pero es ahora cuando pasa a adquirir su verdadera trascendencia. La impresora que ilustra el caso, una Brother HL 2040, es un modelo relativamente barato en blanco y negro: tras dejar de imprimir de manera súbita y pedir el cambio de cartucho, su propietario googleó el modelo en busca de soluciones, y se encontró un sitio, Fixyourownprinter.com, en el que otro usuario, OpressedPrinterUser, proponía bloquear con cinta adhesiva un sensor situado en el cartucho para solucionar el problema, al hacer pensar a la impresora que se había insertado un nuevo cartucho. En algunos casos, el truco podía hacer que el usuario continuase utilizando su impresora durante varios miles de páginas más, demostrando un efecto perverso de mercado: una empresa engañando directamente a sus usuarios sin ningún tipo de justificación más allá de obtener un beneficio mayor. Por mucho que pueda existir una cierta posibilidad de daño al mecanismo de la impresora al intentar utilizarla cuando la tinta se ha agotado del todo, el usuario puede detectarlo por la falta de calidad en las copias, y el margen de seguridad nunca debería ser tan exorbitante. En el caso de impresoras de uso corporativo, la diferencia en costes de mantenimiento puede ser, sin duda, más que notable.
La noticia ilustra los efectos de la difusión de la información en los mercados: antes de Internet, este tipo de trucos podían pasar de un usuario a otro a manera más o menos discreta; en un mercado tan fragmentado como el de las impresoras, posiblemente ni eso. Ahora, una cuestión de este tipo lleva a una rápida difusión de la noticia, a sitios dedicados a informar a los usuarios, a un clima de sospecha permanente cada vez que tu impresora, sea de la marca que sea, se queda sin tinta, y posiblemente hasta a denuncias colectivas de usuarios que más que demandar una restitución económica, protestan por una afrenta a su dignidad e inteligencia. Un consumidor más informado es, simplemente, un consumidor más difícil de engañar.
Por el momento, y aunque sea solo por una cuestión de higiene, puede ser recomendable meterse en foros como Fixyourownprinter o en un buscador, y echar un ojo a lo que cuentan sobre tu modelo de impresora. Por eso del qué dirán…
Fuente: El Blog de Enrique Dans
Bajo licencia Creative Commons
Los cacos han cambiado la ganzúa por la conexión a Internet. El fraude financiero online no para de crecer. Su principal método es el phishing, una práctica por la que los estafadores consiguen las claves para entrar en las cuentas bancarias de los clientes. Pero hasta ahora no se conocía su verdadero alcance. El primer informe oficial sobre este fenómeno arroja una conclusión muy reveladora: hay muchos intentos de fraude y pocos son efectivos, aunque cuando tienen éxito la cantidad estafada es considerable.
Y es que tres de cada diez usuarios españoles reconoce haber sido
objeto de algún tipo de fraude a través de Internet, aunque sólo el
2,1% del total declara haber sufrido pérdidas económicas. Eso sí, el
daño es alto, una media de 593 euros.
Así lo refleja el informe
del Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (Inteco), el
primero que se hace en España basado en los datos reales obtenidos a
partir de 3.076 encuestas sobre el fenómeno del fraude online a
usuarios de Internet de todo el territorio nacional. Aunque los
responsables del informe no extrapolan el dato, si se tiene en cuenta
que el número de internautas asciende a 15 millones (Instituto Nacional
de Estadística), el total de personas que han sufrido una estafa alguna
vez en Internet ascendería a más de 300.000.
Los timos a través de la Red responden en el fondo a los mismos esquemas que las tradicionales. Los ciberdelincuentes
usan la picaresca para suplantar la identidad de una organización
conocida (banco, organismo o empresa) a través del envío masivo de
correos electrónicos, mensajes de texto al móvil (sms), llamadas
telefónicas o webs falsas.
El engaño comienza con la petición al
usuario de una serie de datos personales alegando algún motivo de
seguridad o fallo en el sistema para requerir esa información. El
usuario, confiado en la legitimidad de la entidad que los solicita,
responde facilitando sus datos, siendo estos posteriormente utilizados
para la estafa.
Las entidades financieras guardan secreto sobre
la cuantía total del fraude para no alarmar a sus clientes porque
Internet les resulta muy rentable. El informe del Inteco viene a llenar
parte de ese vacío. Aunque el fraude medio es de casi 600 euros, en
algo más de dos de cada tres estafas el perjuicio económico no supera
los 400 euros y en un 25% no alcanza los 50 euros.
Esta cuantía
relativamente escasa de los fraudes contribuye a que muchas veces no
sean detectados por el usuario y por tanto no sean denunciados. Los
cacos online prefieren cantidades inferiores de dinero pero con
ataques exitosos a un mayor número de usuarios. Ese comportamiento es
debido a que en el ordenamiento jurídico español, la cuantía de 400
euros es el límite para considerar el fraude, con perjuicio económico,
por Internet como falta en vez de delito.
Pese a estas cifras, el director del Inteco, Enrique Martínez, defiende que realizar operaciones online
en España es muy seguro. «Internet es muy seguro porque tenemos una de
las mejores bancas del mundo y porque muchas de las empresas de
seguridad más potentes están radicadas en nuestro país».
Además
de las pérdidas monetarias, se pueden producir otras importantes, como
la pérdida efectiva de clientes y de imagen corporativa, así como el
freno que supone a la entrada de nuevos usuarios de servicios online.
Sin
embargo, el estudio muestra que ante un intento de fraude los usuarios
españoles siguen confiando en Internet: el 80% no cambia sus hábitos de
uso de banca online y un 73,1% continúa comprando a través de
la Red. Más aún, incluso cuando el intento de fraude tiene éxito no se
produce un abandono masivo de los servicios: un 52,4% de los usuarios
de banca y un 31,9% de compra online no alteran su comportamiento.
«Los
usuarios no cambian sus costumbres en Internet, porque saben que mejora
su calidad de vida, e incluso los que realmente han sido estafados
siguen realizando operaciones por la Red, porque valoran mucho más los
beneficios que le aportan que los problemas que han tenido», señala
Martínez.
Fuente: ElPais.com
La promesa de conseguir vacaciones gratis o a un precio demasiado bueno se ha convertido en el cebo de una nueva ciberestafa. Se trata de correos electrónicos en los que se suplanta a agencias de viaje reales y donde se regalan vuelos o se ofrecen estancias baratas en hoteles. Para conseguir estos obsequios,el correo insta al internauta a llamar a un número de teléfono 806 (de pago) o a entrar en el enlace que les adjunta. Este vínculo dirige al usuario a una página web falsa – una copia de la de la auténtica agencia- y así los delincuentes digitales consiguen el número de tarjeta de crédito de los internautas.
El Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (INTC) y el Observatorio de Internet advierten que este tipo de correo no deseado o spam – muy similar al que suplanta páginas web de la Administración o de bancos- ha comenzado a inundar correos electrónicos desde hace un par de meses aprovechando la llegada del verano. «Se trata de un fraude basado en un servicio que cada vez tiene más aceptación», explica Marcos Gómez, subdirector de E-confianza, del INTC. Cerca del 10% del negocio de las agencias de viajes españolas proviene de las ventas en internet y el año pasado el51% de los turistas españoles reservó sus vacaciones a través de la red, según datos del Instituto de Estudios Turísticos. El auge de la contratación de viajes por internet ha venido acompañado de una mayor regulación del sector, pero todavía quedan huecos por tapar. En el Observatorio de Internet afirman que los problemas de fraude que predominaron hace seis años – venta de paquetes turísticos inexistentes, hoteles fantasma, etcétera- se han erradicado casi por completo y que por eso ha nacido la estafa a través del spam.Para no caer en el engaño, basta seguir unas pocas recomendaciones (véase el recuadro).
A pesar de esta ciberestafa, «no hay motivo para desconfiar de la red para organizar las vacaciones», dicen desde la organización de consumidores Ceaccu. «La mayoría de las compañías actúa bien y si se sabe comprar en internet es posible conseguir un ahorro de hasta el 70% respecto a las tarifas normales, además de una mayor autonomía al elegir destino», cuentan. La parte negativa está en que, si hay problemas, «es mucho más difícil reclamar a una empresa virtual que a una con oficinas, y más si está gestionada desde países lejanos», apunta Joan Ramon Hidalgo, asesor de la Agència Catalana del Consum. A pesar de que la ley de Comercio Electrónico establece que el juicio por presuntos fraudes se debe celebrar en la ciudad donde vive el afectado, la notificación a veces no llega nunca a determinados países, sobre todo de fuera de la UE – en la Unión existe convenio de colaboración judicial-.
En cuanto a la persecución del spam,el INTC pondrá en marcha en breve una red de sensores para conocer el tipo de correo electrónico no deseado que llega hasta los servidores y de dónde viene. Encontrar a los que envían los mensajes es, en ocasiones, casi imposible.
Fuente: La Vanguardia
Uso (aunque no habitualmente) un MacBook, que desde hace unas semanas empezó a apagarse de forma súbita.
Como ciudadano aplicado y usuario responsable, acudo al Servicio Técnico de mi ciudad tal como me indican en la tienda donde había comprado el portátil de Apple. Aporto todos los documentos acreditativos pero la empleada los obvia porque con un simple vistazo al número de serie comprueba en su base de datos que está en periodo de garantía.
Qué tranquilidad, me digo, al saber que existe un control riguroso de fabricación. Dejo el ordenador y al cabo de dos días me avisan de que ya puedo pasar a recogerlo. Pregunto por el motivo de la avería o disfunción y me aclaran que han actualizado el firmware. ¿Qué?, me pregunto como usuario inhabitual de Mac, ¿un portátil tan solvente como este no incorpora un sistema de actualización automática o al menos algún tipo de recordatorio para ejecutarla de forma manual?
En fin, acudo a recoger el MacBook y la empleada me lo entrega. «Son 58 euros» me dice sin pestañear. ¿Qué????????? ¿Y la garantía? Y me dice que entiende mi sorpresa y no se extraña cuando le digo que voy a reclamar donde pueda, pero que la garantía sólo cubre el hardware y mi caso es de software, que por lo visto se tarifica a 50euros la hora. Actualizar un firmware, ¿una hora de dedicación exclusiva? ¿Desde cuándo una aquí la historia.
Después de haber leído en ocasiones que Apple es el peor enemigo de Apple por el desastroso servicio de entrega y atención comercial, mi anécdota va más allá. La poítica practicada por Apple y recogida en su leonino contrato de venta de ordenadores es un ejemplo extremo de lo que siempre afirma Stallman: “El software privativo es malévolo» Y añado: «El hardware privativo es malévolo». Prepotente, abusivo, blindado, ladrón, taimado, estafador.
Justo en una época de relanzamiento de Apple como marca fiable de productos exquisitos y vanguardistas, desde el iPhone a AppleTV, descubro que toda esta atractiva oferta tiene un precio: la indignidad del usuario, maltratado como un súbdito sin derechos.
Nota: si este episodio llega a oídos o manos de algún ejecutivo de Apple, conservo la factura con los datos del servicio técnico que me ha estafado 58 euros con premeditación y alevosía
Fuente: DespuesdeGoogle