En una infografía llamada: «Cómo es el uso de Internet de estudiantes hispanohablantes para estudiar» podemos ver que sus usuarios suelen ser de España, México o Colombia. Dato interesante pero que puede tener un sesgo como lo comenté en un artículo académico que describe un retrato a los usuarios de este blog educativo.
Fuente: El Tao de la Física
La aplicación ha sido propuesta por unos estudiantes de la Berghs School of Communication de Estocolmo (Suecia). Google Gesture funcionaría gracias a unos sensores que irán colocados en los brazos gracias a una banda vestible: esta banda leerá los movimientos e impulsos de los músculos que se producen al hablar con lenguaje de signos, y los movimientos serán enviados a la aplicación, que a su vez los traducirá a palabras audibles desde el smartphone.
Contrariamente a lo que se ha publicado en diversos medios, no tiene nada que ver con Google, es simplemente una idea de estudiantes de marketing, que usan en el nombre Google, sin autorización del propietario de la marca.
Acceso al vídeo de los estudiantes
Hoy en día, los teléfonos inteligentes son fundamentales para la vida de los estudiantes universitarios, los mantiene constantemente en contacto con amigos, familia e internet. Los teléfonos celulares de los estudiantes rara vez están fuera de su alcance, ya se trate de aula de clases de la universidad, biblioteca, centro recreativo, cafetería o habitación de la residencia. Dado que el uso de teléfonos móviles continúa aumentando, vale la pena considerar si el uso del dispositivo está relacionada con resultados medibles importantes para el éxito del estudiante, como el rendimiento académico, la ansiedad y la felicidad.
Los investigadores de la Universidad Estatal de Kent Andrew Lepp, Ph.D., Jacob Barkley, Ph.D., y Aryn Karpinski, Ph.D., todos miembros de la universidad Education, Health and Human Services, encuestó a más de 500 estudiantes universitarios. El uso del teléfono móvil se registró diariamente junto con una medida clínica de la ansiedad y el nivel de satisfacción con su propia vida de cada estudiante, o en otras palabras la felicidad. Por último, todos los participantes permitieron a los investigadores acceder a sus registros oficiales universitarios con el fin de recuperar su calificación en la universidad (GPA). Todos los estudiantes encuestados eran estudiantes de pregrado y se distribuyeron por igual por clase. Además, estuvieron representadas 82 carreras diferentes.
Los resultados del análisis mostraron que el uso de teléfonos móviles se relacionó negativamente con el GPA y positivamente en relación con la ansiedad. Después de esto, GPA se relacionó positivamente con la felicidad mientras que la ansiedad se relacionó negativamente con la felicidad. Por lo tanto, para la población estudiada, de alta frecuencia de usuarios de teléfonos móviles tienden a tener menor GPA, mayor ansiedad, y una menor satisfacción con la vida (felicidad) en relación con sus pares que usaron el teléfono celular con menos frecuencia. El modelo estadístico que ilustra estas relaciones fue altamente significativo.
A principios de este año, un equipo dirigido por Lepp y Barkley también identificó una relación negativa entre el uso del teléfono y la capacidad cardiorrespiratoria. En su conjunto, estos resultados sugieren que los estudiantes deben ser alentados a supervisar su uso del teléfono móvil y reflexionar sobre ello críticamente de manera que no sea perjudicial para su rendimiento académico, la salud mental y física, y en general el bienestar o la felicidad.
Fuente: Andrew Lepp, Jacob E. Barkley, Aryn C. Karpinski. The relationship between cell phone use, academic performance, anxiety, and Satisfaction with Life in college students. Computers in Human Behavior, 2014; 31: 343 DOI: 10.1016/j.chb.2013.10.049
El sitio de tecnología TechCrunch, sacó un articulo que habla de un sofisticado sistema de fraude originado (¿donde mas?) en China, el cual procuraba obtener grandes ganancias de las compañías que pagan por el servicio de publicidad “pay per click” o pago por click.
La compañía Anchor Intelligence, la cual monitorea este tipo de actividades, identificó cerca de 200 000 direcciones de IP involucradas en el fraude. La mayoría de ellas provenían de universidades chinas, tales como el Instituto Técnico de Shanghai.
El fraude funcionaba bajo un sofisticado sistema de pirámide, donde los involucrados reclutaban a otras personas para que se inscribieran en uno o varios programas de publicidad por click, y después crearan varias páginas en Internet que solo contenían enlaces de publicidad. Una vez que todo estaba listo, los nuevos reclutas proveían a los principales dueños de la red fraudulenta las direcciones de los sitios. Estos a su vez, utilizaban varios programas robots que se dedicaban a hacer “clicks” en los anuncios las 24 horas al día, y así ganaban dinero. Mientras más páginas falsas los nuevos reclutas crearan, más rápido subían en la pirámide y más comisión ganaban.
Anchor Intelligence calcula, que en menos de dos semanas, esta red logró producir más de $3 millones (dólares) y engañar a casi 2000 compañías, sin embargo desconocen el monto total del fraude, ya que no saben por cuando el grupo estuvo funcionando antes de ser detectado.
Durante el proceso de investigación Anchor Intelligence descubrió más de 10,000 páginas de Internet y al menos 1,000 personas involucradas en el fraude. Las personas, en su mayoría estudiantes eran reclutados en las redes sociales chinas, con la promesa de grandes ganancias y el potencial de convertirse en dueños de sus propias red de fraudes.
Generalmente los anunciantes detectan el fraude de pago por click en cuestiones de horas (cuando todos los clicks provienen de una sola fuente) sin embargo, al distribuirse los enlaces en miles de páginas el fraude pasó desapercibido, y de no ser por un sofisticado sistema de análisis de direcciones de IP que empleó Anchor Intelligence, quizás nunca hubiese sido identificado.
El siguiente gráfico muestra el gran número de direcciones de IP involucradas en el fraude (puntos rojos). Los puntos amarillos representan clicks no maliciosos y los puntos verdes clicks reales que se pueden pagar.
Fuente: Oportunidades
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Enlaces de interés:
– Si está en Internet, debe ser verdad
– Nueva tecnología protege a los anunciantes de internet del fraude con los clicks
El plagio de internet por parte de los universitarios para hacer sus trabajos era hasta ahora “una realidad silenciada”, explican Jaume Sureda y Ruben Comas, los dos profesores de la Universitat de les Illes Balears que han dirigido la primera investigación del país sobre el tema. “Ahora ya tenemos datos para intentar eliminarla”, añaden estos docentes del Departamento de Pedagogía Aplicada y Psicología de la Educación.
Este informe, para el que se entrevistaron a más de once mil estudiantes de la UIB y que se incluye dentro de un proyecto mayor del ministerio de Educación y Ciencia, saca a la luz por primera vez datos concretos sobre hasta qué punto son frecuentes las prácticas académicas deshonestas en la universidad, haciendo especial hincapié en el uso fraudulento de la red.
El 76,6% de los encuestados admite haber copiado, al menos una vez, fragmentos de páginas de internet sin citar al autor y un 18,4% dice haberlo hecho en más de cinco ocasiones. Interrogados sobre el comportamiento de los demás, las cifras suben: cerca de nueve de cada diez de los alumnos cree que sus compañeros lo hacen esporádicamente.
Según se refleja en el estudio, los universitarios no creen que esta práctica sea ni académica ni moralmente hablando muy grave, lo que quizás explique porque está tan extendida entre los alumnos. La comodidad del “copiar y pegar” a golpe de teclado aleja a los alumnos del plagio tradicional de fuentes impresas, aunque aún un 65,7% siga haciéndolo.
Algunos de los estudiantes van más allá y no tienen apuro en no incluir en el trabajo ni una sola frase de autoría propia. Así el 42% reconoce haber entregado por lo menos un trabajo hecho al estilo ´collage´ uniendo varios trozos de distintas páginas de la red.
Otros, el 10,4%, optaron en algún momento de la carrera por descargarse de la red un trabajo completo y entregarlo sin hacer ningún cambio, mientras que un 4,7% llegó a pagar a alguien o a algún portal por un trabajo.
Engrosar la bibliografía con libros que no se han consultado es también de las técnicas más extendidas, con un 47,9% de seguidores.
Parece que para las labores académicas se prefieren las nuevas tecnologías, pero a la hora de los exámenes triunfan las técnicas “de siempre”. Un 53% reconoce haber copiado en al menos un examen durante la licenciatura, frente a un 70,5% que dice haberse dejado copiar por un compañero. Las chuletas demuestran su vigencia, ya que un 52,4% reconoce haberlas usado en al menos una ocasión. Los recursos tecnológicos o la suplantación por un compañero son prácticas muy minoritarias.
Apropiación de lo ajeno
El reciclaje de trabajos de otros años goza de popularidad entre más de la mitad de los estudiantes, ya que el 57,4% no ha tenido reparo en incluir partes de tareas ya entregadas, propias o ajenas, en otros cursos en ensayos nuevos. De nuevo llaman la atención algunos contrastes: el 53% ha facilitado algún trabajo suyo a un compañero para que lo use, mientras sólo un 35% ha entregado documentos elaborados por otros alumnos.
Una vez conocidos los datos de los estudiantes, la segunda fase del proyecto se centrará en cómo perciben los profesores estas prácticas.
Fuente: Diario de Mallorca