Timeline of the far future es un gráfico en el que se especula sobre lo que podría ir sucediendo en el planeta, a la humanidad y en los cielos a lo largo de los próximos miles, decenas de miles y hasta millones y billones de años.
Aunque el final de todo es el que (se cree que) es, en este gráfico de la BBC hay algunas buenas noticias. Por ejemplo, en unos 20 000 años Chernóbil será un lugar totalmente seguro, en 500 000 años todo el plutonio utilizado ahora en reactores nucleares estará inerte y en 5 millones de años el cromosoma Y habrá desaparecido y con él el hombre, literalmente; al menos tal cual lo conocemos.
Si conservas algún Powebook G4 de los que tenían chasis de titanio debes saber que dentro de 100 000 años comenzará a corroerse; un poco después, en 1 millón de años, se terminará de desintegrar el vidrio fabricado hoy, y más o menos para entonces habrá desaparecido la totalidad de los monumentos, de cualquier material, levantados hasta la fecha — excepto tal vez las pirámides de Giza y poco más.
Fuente: microsiervos
Un entretenimiento común es imaginar qué podrán hacer los ordenadores del futuro… y la imaginación es el único límite. Pero todas las especulaciones parten de que vamos a tener máquinas capaces de funcionar a mucha mayor capacidad, con mucho mayor almacenamiento de datos. El problema es cómo conseguirlo.
Quizá las moléculas vivientes, como el ADN, puedan ser las sucesoras del ordenador electrónico que ha dominado nuestra vida desde la década de 1970. Ya en 2003, el científico israelí Ehud Shapiro consiguió crear un “ordenador” biomolecular en el que moléculas de ADN y enzimas que hacen que el ADN produzca determinadas proteínas podrían resolver problemas como la identificación de ciertos tumores en sus etapas más tempranas. Un ordenador que utilizara cadenas de ADN para realizar las operaciones de proceso de datos podría ser, en teoría, miles de veces más poderoso y rápido que los mejores procesadores electrónicos de hoy en día, al menos en ciertos tipos de procesos.
En el terreno de los posibles ordenadores biológicos, también se trabaja en uno formado por neuronas, es decir, las células del sistema nervioso de los animales. En 1999 se desarrolló el primero, formado por una serie de neuronas procedentes de sanguijuelas, donde cada neurona representaba un número y las operaciones se realizaban conectando a las neuronas entre sí. Uno de los atractivos de los ordenadores de neuronas es, según Bill Ditto, creador de este sistema pionero, que hipotéticamente pueden alcanzar soluciones sin tener todos los datos, a diferencia de los ordenadores electrónicos. Al poder realizar sus propias conexiones, en cierto modo estas neuronas podrían “pensar” de modo análogo, a grandes rasgos, a como pensamos nosotros cuando tratamos de resolver un problema sin datos suficientes.
Pero el área de trabajo más intenso como alternativa al ordenador electrónico es la informática cuántica, que trabaja a niveles subatómicos.
En el mundo a nuestra escala, los ordenadores trabajan con un lenguaje binario, es decir, que cada elemento de su lógica o “bit” sólo puede tener uno de dos valores: 1 o 0. Las operaciones de proceso de datos van transformando cada bit hasta que llega a un valor final que es la solución del problema.
Pero en un ordenador cuántico no tenemos bits sino qbits (bits cuánticos), que debido a las propiedades de las partículas elementales que describe la mecánica cuántica, pueden tener un valor de 0, de 1 o de una“superposición” de esos dos valores, es decir, ambos a la vez. Pero si tomamos un par de qbits, pueden estar cualquier superposición de cuatro estados. Así, la cantidad de qbits para representar la información en un ordenador cuántico es mucho menor que la cantidad de bits en uno electrónico y la cantidad de procesos que puede realizar es mucho mayor y a mayor velocidad, explorando diversas opciones para cada problema.
Los primeros ordenadores cuánticos comerciales han sido ya adquiridos por una empresa aeroespacial y por el gigante de las búsquedas en Internet, Google. La decisión se tomó después de constatar que el ordenador cuántico resolvía en medio segundo un problema que le tomaba media hora a uno de los más poderosos ordenadores industriales existentes.
Por más que nos pueda asombrar cuánto ha avanzado la informática desde sus inicios en 1946, es posible que apenas estemos por salir de la infancia de los ordenadores. Y el futuro será todo, menos predecible.
Ampliar en: Los expedientes Occam
Se les ha llamado Factor X de la ciencia: seis mega-proyectos que compiten por dos premios, dotados cada uno con mil millones de euros.
En 2010, la Comisión Europea hizo un llamamiento a las iniciativas de computación visionaria,s comparables a la llegada a la luna o el mapa del genoma humano. Estos ultra-ambiciosos proyectos cambiarían nuestra forma de pensar sobre el mundo y lo ideal también sería resolver algunos de sus problemas.
De 21 ideas presentadas, seis fueron seleccionadas para un mayor desarrollo. Estas incluyen el Proyecto Cerebro Humano – un intento de simular el cerebro usando una supercomputadora – y un plan para crear una nueva generación de dispositivos electrónicos basados no en el silicio, sino en grafeno.
Los ganadores se darán a conocer a finales de enero. El premio en metálico, proceden de los países europeos y las empresas privadas, así como de la Unión Europea, se extiende durante 10 años.
Nuestro dinero está en FuturICT, un SimCity de la vida real en una escala global. Le dará a individuos, empresas y los gobiernos información en tiempo real sobre el planeta, y realizará simulaciones para encontrar las mejores estrategias para hacer frente a cuestiones como el cambio climático.
FuturICT fue concebido después de la caída financiera de 2008. El simulador de civilización será una plataforma abierta, aceptando los datos sobre cualquier cosa, desde los medios sociales y la bolsa, a los modelos climáticos y las preferencias políticas. Manténgase en sintonía para el inicio de algo grande.
Fuente: NewScientist
El vacío, tal y como lo entendemos clásicamente, es un estado completamente desprovisto de materia, pero cuánticamente está lleno de partículas virtuales: Es lo que se conoce como fluctuaciones cuánticas del vacío», explica Borja Peropadre, investigador del Instituto de Física Fundamental (CSIC). Investigadores de este centro y de la Universidad de Waterloo (Canadá) proponen un experimento que permite la transferencia de información entre el pasado y el futuro usando este vacío cuántico. Los científicos han conseguido explotar sus propiedades utilizando la emergente tecnología de los circuitos superconductores, según un trabajo que publican en la revista Physical Review Letters.
«Gracias a esas fluctuaciones, es posible hacer que el vacío esté entrelazado en el tiempo; es decir, el vacío que hay ahora y el que habrá en un instante de tiempo posterior, presentan fuertes correlaciones cuánticas», aclara Peropadre. Por su parte, el director del estudio, Carlos Sabín, destaca el papel de los circuitos superconductores:»Permiten reproducir la interacción entre materia y radiación, pero con un grado de control asombroso. No sólo ayudan a controlar la intensidad de la interacción entre átomos y luz, sino también el tiempo que dura la misma. Gracias a ello, hemos podido amplificar efectos cuánticos que, de otra forma, serían imposibles de detectar».
De este modo, haciendo interaccionar fuertemente dos átomos P (pasado) y F (futuro) con el vacío de un campo cuántico en distintos instantes de tiempo, los científicos han encontrado que P y F acaban fuertemente entrelazados. «Es importante señalar que no sólo es que los átomos no hayan interaccionado entre ellos, sino que en un mundo clásico, ni siquiera sabrían de su existencia mutua», comentan los investigadores.
Desde el punto de vista tecnológico, una aplicación «muy importante» -según los autores- de este resultado es el uso de esta transferencia de entrelazamiento para fabricar en el futuro memorias cuánticas, capaces de retener este tipo de información. «Codificando el estado de un átomo P en el vacío de un campo cuántico, podremos recuperarlo pasado un tiempo en el átomo F», señala Peropadre. «Y esa información de P, que está siendo ‘memorizada’ por el vacío, será transferida después al átomo F sin pérdida de información. Todo ello gracias a la extracción de las correlaciones temporales del vacío».
Fuente: Público
Los viajes en el tiempo: probablemente no van a suceder a corto plazo. Al menos, no en lo físico, en el sentido «Back to the Future«. Pero eso no impide tratar de mirar hacia el futuro. En la edición de diciembre de la revista Scientific American, el escritor David Weinberger chatea con Dirk Helbing, un físico suizo y sociólogo que está lanzando un proyecto llamado el Living Earth Simulator, un ordenador de mil millones de euros que podrá absorber grandes cantidades de datos, y usarlos para modelar a escala mundial sistemas – economías, gobiernos, etc – y predecir el futuro.
Mientras que es posible modelar sistemas pequeños, como el tráfico de carreteras y peatones, para conseguir una lectura sobre la economía, el medio ambiente y la salud pública a la vez es un proceso mucho más complicado. Por ejemplo, ¿cómo se explica que los bucles de retroalimentación en el sistema, es decir, lo que sucede cuando las conclusiones del modelo de computadora alteran la situación que se trata de modelar? Y si usted no puede entender el proceso mediante el cual el modelo genera una respuesta, todo esto lopuede tratar el gigante Magic 8 Ball, de todos modos. El equipo puede llamar a los líderes mundiales a «prender fuego a todos los pozos de petróleo del mundo», escribe Weinberger. «Eso no va a ser un consejo recurrible si los diseñadores de las políticas no se puede explicar por qué es correcto».
Ampliar información en: BBC NEWS TECHNOLOGY
Como es habitual, IBM proporciona una lista que está destinada a promover el trabajo que se realiza bajo la iniciativa Big Blue’s Smarter Planet. Los 5 in 5 de este año son los siguientes:
Leer la mente dejará de ser ciencia ficción en cinco años.
Seremos capaces de alimentar nuestra casa con energía que creará cada uno.
Nunca más necesitaremos contraseñas.
La brecha digital dejará de existir.
El spam estará tan personalizado que pasará a ser relevante.