Mi amigo Óscar es informático, y se malgana la vida arreglando equipos e instalando software a gente muy inútil. El otro día le llamó un caballero muy alterado pidiéndole ayuda: tenía que usar el ordenador pero no podía hacerlo hasta que le instalaran ciertos programas.
Al llegar, el caballero, tampoco crean ustedes que muy mayor, le pidió que le pusiera un antivirus. Hasta que no hubiese uno, él se negaba a acercarse a su PC: “¡Es que este año ya he cogido dos resfriados en la oficina! ¡Menos mal que allí ya hemos puesto antivirus!”
Fuente: Gades Noctem