¿Puede la materia orgánica comportase como un imán de nevera? Los científicos de la Universidad de Manchester (Reino Unido) han demostrado que es posible.
En un informe publicado en Nature Physics , utilizaron grafeno, el material más delgado y más fuerte del mundo, y lo hicieron magnético. El grafeno es una lámina de átomos de carbono dispuestos en una estructura de alambrada de gallinero. En su estado prístino no muestra signos de magnetismo convencional, por lo general asociados con materiales como el hierro o níquel.
Demostrando sus notables propiedades investigadores de Manchester ganaron el Premio Nobel de Física en 2010.
Esta última investigación dirigida por la Dra. Irina Grigorieva y el profesor Sir Andre Geim (uno de los galardonados con el premio Nobel) podría resultar crucial para el futuro del grafeno en la electrónica.
Los investigadores de Manchester tomaron grafeno magnético y luego fue ‘salpicado’ con otros átomos no magnéticos, como el flúor o quitaron algunos átomos de carbono de la estructura del grafeno. Los espacios vacíos, llamados huecos (vacantes), y los átomos añadidos, resultaron pasar a ser magnéticos, exactamente como otros átomos como por ejemplo el hierro.
«Es como menos multiplicado por menos te da más», dice la Dra. Irina Grigorieva. Los investigadores encontraron que, al comportarse como átomos magnéticos, los defectos deben estar muy lejos el uno del otro y su concentración debe ser baja. Si se se agregan muchos defectos de grafeno, residen muy cerca y anulan entre sí el magnetismo. En el caso de vacantes, su alta concentración hace que el grafeno se desintegre.
El profesor Geim dijo: «El magnetismo observada es muy pequeño, e incluso la mayoría de las muestras de grafeno magnetizado no se adherirían a un frigorífico. «Sin embargo, es importante llegar a la claridad en lo que es posible para el grafeno y lo que no es. El área del magnetismo en materiales no magnéticos ya ha tenido muchos falsos positivos. »
«El uso más probable de este fenómeno se encuentra en la espintrónica. Los dispositivos de espintrónica se han generalizado, sobre todo los que se pueden encontrar en los discos duro de los ordenadores. Funcionan debido al acoplamiento del magnetismo y la corriente eléctrica.
«La adición de este nuevo grado de funcionalidad puede resultar importante para posibles aplicaciones del grafeno en la electrónica», añade el Dr. Grigorieva.
Fuente: Spin-half paramagnetism in graphene induced by point defects, by R. Nair, M. Sepioni, I-Ling Tsai, O. Lehtinen, J. Keinonen, A. Krasheninnikov, T. Thomson, A. Geim and I. Grigorieva.
Disponible en el Gabinete de Prensa de la universidad.
Investigadores del Laboratorio de Nanorobótica de la École Polytechnique de Montreal han conseguido dirigir a voluntad el movimiento de un grupo de bacterias magnetotácticas para hacer que trabajen en equipo y manipulen objetos a escala microscópica.
Estos organismos unicelulares disponen de unos orgánulos denominados magnetosomas que actúan como si de unas brújulas naturales se tratara. Los científicos canadienses han creado un campo magnético controlado con la ayuda de una computadora y han logrado que dichas bacterias sigan sus órdenes.
En uno de los experimentos que han llevado a cabo, las han agrupado en un enjambre de unos 5000 individuos y las han utilizado para construir, paso a paso, una pirámide diminuta:
En otra de las pruebas realizadas, las han dirigido a través del flujo sanguíneo de una rata. El profesor Sylvain Martel, que ha conducido estos ensayos, ha comentado que en unos años esperan poder usar a este tipo de bacterias como un sistema de propulsión que lleve a los nanorrobots del futuro hasta las zonas del cuerpo humano que precisen de asistencia.
Fuente: Abadía DIGITAL V4.0
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