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Vendamos salud

La salud es algo que la gente se toma muy en serio. Cuando hablamos de mercado, mercancías y clientes, con el tema de la salud pasa una cosa muy curiosa.

  • Los artículos y servicios de primera necesidad habituales tienen una cuota de mercado bastante segura. La vivienda, electricidad, luz, comida, etc. Uno adecuará su economía para obtener estos artículos en función del poder adquisitivo y las necesidades, pero debe obtenerlos. Muchas veces el mismo estado supervisará estos servicios para que las empresas no se aprovechen de la situación. Otras veces, será un sector en el que se podrá ganar mucho dinero especulando, como en la vivienda. Pero lo que hay que destacar es que el cliente cuenta apriori con conocimientos suficientes como para valorar lo que compra. A la hora de comprar un piso, la comida, etc, más o menos sabemos todos de lo que hablamos. Siempre podemos ser engañados, pero no vamos a actuar por pura ignorancia.
  • Los artículos que no son una necesidad los compraremos o no dependiendo de si nos podemos permitir el lujo de adquirirlos. La presión que nos puede hacer la empresa para que compremos su producto es menor. Al fin y al cabo, lo adquiriremos si queremos, si tenemos una afición concreta en ese sentido. La publicidad tiene que “crear la necesidad”, porque realmente no hay.

La salud tiene una consideración especial. Pertenecería al primer grupo, sería un servicio de primera necesidad. Sin embargo, el potencial cliente se encuentra (lo admita o no) con conocimientos limitados para establecer la necesidad real de ese producto. Uno puede ir a comprar ropa, y tenemos una gran gama de precios. La más cara puede que sea más bonita, pero todos sabemos que una prenda más económica cumple la función de cubrirnos y darnos calor. ¿Que se trata de ir más guapo?. Eso ya no es una necesidad, y si no nos lo podemos permitir estaremos igual de sanos, alimentados y bien cuidados con ropa más barata.

Sin embargo, con todo el dinero que mueve el negocio de la salud (no os podéis imaginar la cantidad de euros que facturan las compañías farmacéuticas), su presencia en los medios publicitarios es mínima. Algunos preparados para la gripe, algún analgésico general, ….. poca cosa. Se limitan a ciertos preparados sin receta médica que el paciente va a solicitar directamente en la farmacia. Para el resto de productos al servicio de la salud, es el médico el que debe prescribirlos. Y la legislación española, por fortuna, protege este sistema. De manera que tiene bastante controladas las empresas farmacéuticas. Con tristes excepciones, pero en comparación con lo que ocurre en otros países, no nos podemos quejar. No sólo hablo de productos farmacéuticos, sino de prótesis, sistemas de estimulación motora, etc.

Sin embargo, el negocio de la salud es demasiado suculento, y son muchas las empresas que aprovechan los resquicios legales para “vendernos salud”. Con afirmaciones que están rozando la legalidad, utilizando términos un poco ambiguos para no pillarse los dedos, no venden tratamientos, sino productos que “ayudan” a que estemos sanos. Si no son productos peligrosos, y no afirmar expresamente que se indican para tal enfermedad o que curan algo, la legislación no interviene. Sin embargo, “convencen sin afirmar”. Y lo más importante, permiten que el ciudadano medio saque sus propias conclusiones, que son erróneas.

Unos ejemplos

Son muchos, nunca he comentado nada al respecto ya que quiero que este blog vaya sobre oftalmología. Otros colegas han hablado en sus blogs sobre cómo nos engañan con esos temas. Por poner dos ejemplos, en Medtempus nos hablaron sobre las vitaminas y en cocido madrileño con gofio (es la primera vez que enlazo este blog, pero os lo aconsejo) el autor nos habla del famoso Actimel y demás yogures que nos “mejoran las defensas”.
Ya lo han explicado ellos muy bien: nuestros hijos no necesitan complejos vitamínicos si son hiperactivos o están dalgados, ni tampoco yogures con bacterias si se acatarran mucho. Por suerte, la carencia vitamínica con nuestra dieta habitual es casi inexistente (y si la hay la debe tratar el médico) y el exceso de vitaminas no aporta beneficio alguno. Y ya tenemos bastantes bacterias en nuestro aparato digestivo, gracias.

Les toca a los ojos

Sin embargo, el nuevo juego de entrenamiento visual de la DS, el “Eye Training”, sí que entra de lleno en el tema de este blog. Como en los otros ejemplos, el departamento de marketing de estas empresas tiene a gente muy inteligente, y lo venden muy bien. A nada que navegas un poco por internet encuentras páginas como ésta, que presentan el producto con una apariencia de seriedad, de que se basa en estudios científicos, que hay médicos trabajando ahí, y todo eso. Ni médicos, ni estudios científicos, ni beneficio alguno para la salud, no pone nada de eso. Porque no hay nada de eso, claro. Pero lo parece, y con eso ya vendemos. Poco a poco los blogs de tecnología se van haciendo eco (un ejemplo).

Me gusta una frase que utiliza uno de los “expertos” para vendernos el producto (que, “curiosamente”, no es médico): No se lo recetaría a ningún paciente pero se lo recomendaría a todo el mundo. La frase está cuidada al milímetro. No se lo recetas a ningún paciente, no incurres en ningún delito, pero, “lo recomendarías”, que ahí no te mojas. Si le va bien a todo el mundo, ¿no le irá especialmente mejor al que tiene que algún problema ocular?.
Al margen de que me parezca mal que estén jugando con el tema de la salud en la población, me queda muy claro que todas estas campañas publicitarias las hacen muy bien. Gente con conocimientos y muy inteligente.

Ahora vamos a analizar los “5 aspectos en los que mejorarán nuestros ojos”

Agudeza visual dinámica
Este aspecto está relacionado con nuestra capacidad de ver con claridad objetos en movimiento. Cuanto mayor es la agudeza visual dinámica, mejor se reconocen y siguen los objetos en movimiento. Deportes como el voleibol, el béisbol y el boxeo hacen uso de dicha agudeza.

La agudeza visual tiene una definición concreta. Hablamos de ella en un artículo previo. Tiene que ver con el detalle mínimo, aquel objeto más pequeño que podemos diferenciar en el centro de nuestro campo visual. Depende de cómo las lentes del ojo enfocan la imagen en la retina, y de cómo la retina (y las fibras nerviosas que la conectan al cerebro) es capaz de percibir y transportar la información. Se trata de proporciones anatómicas, de que funcionen las neuronas y los receptores. No es un músculo que se ejercita y se desarrolla. Así, la agudeza visual, en cuanto al detalle mínimo, a lo que es puramente ocular, no mejora con ningún tipo de entrenamiento. Da igual que definamos la agudeza visual estática o dinámica. Lo que sí que puede mejorar son los movimientos oculares. Si hay un objeto en movimiento, o tenemos que desplazar la mirada entre objetos que van apareciendo y desapareciendo, poco a poco nuestros circuitos neuronales van aprendiéndose esas distancias y tiempos, los movimientos oculares son más eficientes. Eso significa que enfocamos el objeto mejor y más tiempo. Así que el objeto lo veremos mejor, pero sólo en esas circunstancias concretas. Una pantalla tan pequeña como la de la Nintendo DS nos va a ofrecer poco “juego motriz”.
Por otra parte, el voleibol, el beisbol y el boxeo no hacen uso de esa agudeza visual dinámica. En estos juegos la pelota (o el guante del adversario) se mueve rápidamente por nuestro campo visual. Hay que tener un buen campo visual, y se trata sobre todo de calcular la velocidad y la posición de la pelota/guante para estimar cómo debemos parar/golpear. No se trata de ver los detalles mínimos del objeto. Nos basta con el tamaño, y sobre todo la posición y velocidad. De hecho, no podemos ver en detalle el objeto a esa velocidad.

Movimiento ocular
El movimiento ocular está asociado a la capacidad de mover el ojo con rapidez y de captar mucha información visual en muy poco tiempo. Este aspecto de la visión puede entrenarse moviendo los ojos rápidamente o realizando movimientos largos y dinámicos. En el día a día utilizamos esta capacidad para rutinas tan importantes como leer.

Este párrafo está bastante mejor. No han metido tanto la pata como en el primero. De hecho, hasta la última frase, estoy de acuerdo. Sólo hay que puntualizar que sí, que se puede entrenar los movimientos oculares, pero eso no hace que el ojo vea mejor. El ojo ve igual de bien, no se beneficia para nada del entrenamiento. Ni siquiera los músculos oculares. Se trata de un tema de entrenamiento neurológico. Es como aprender a escribir con el teclado del ordenador (el habitual QWERTY al que estamos acostumbrados). Con práctica podemos escribir muy rápido, parece que los dedos van solos. Pero un consumado mecanógrafo que se ponga a estudiar arpa, tendrá las mismas dificultades que cualquiera, ya que el movimiento del dedo para tocar el arpa es bastante diferente que el de pulsar una tecla. Incluso en este ejemplo, se podría argumentar que el mecanógrafo tiene los dedos más ágiles y rápidos, que los circuitos motores que mueven los dedos están acostumbrados a manejarlos de forma rápida e independiente, y que eso ayudará para tocar el arpa. Sin embargo, nosotros estamos moviendo continuamente los ojos. Sobre todo si hacemos una vida normal fuera del monitor del ordenador, no paramos de mover los ojos, persiguiendo objetos que se mueven por nuestro campo visual. Quizás un deporte de pelota donde ésta se mueva con cierta velocidad potenciará nuestra capacidad de seguimiento de objetos. Pero un juego en una pantalla tan pequeña no. Sólo nos mejorará la habilidad para ese ejercicio y otros muy parecidos. Es decir, conforme más juguemos a ese juego en concreto, mejor lo haremos.
En conclusión, el enunciado es correcto, los movimientos oculares se pueden entrenar y mejorar. Lo que no dicen es que su consola no es la mejor forma de hacerlo. Pero donde está el mayor fallo es en la última frase. No, no va a mejorar nuestra capacidad de lectura. El movimiento de lectura es muy concreto, y la mejor forma de estimularlo es leyendo.

Reconocimiento inmediato
Este aspecto se vincula a la capacidad de asimilar gran cantidad de información visual en un instante. Un ejemplo de reconocimiento inmediato son actividades como abrir un periódico y hacernos una idea aproximada de la distribución de la página.

Nuevamente hay poco que discutir. Se trata de poner una imagen y que nos dejen poco tiempo para verla, de forma que estimulamos el “reconocimiento a primera vista”. En los métodos de lectura veloz también utilizan esta capacidad. Pero el truco es el órgano diana. No estamos hablando del ojo. No se trata de la córnea, el cristalino, la retina, el enfoque, etc. Se trata de que, aportando una breve imagen, el cerebro intente reconocer lo que hemos visto. En vez de permitir que la mirada se pase en diferentes puntos de la imagen y capturemos todos los detalles, hay que interpretar con poco detalle. Es un ejercicio de memoria y concentración. Los ojos aquí no hacen nada diferente de lo que hacen siempre.

Visión periférica
Tener una buena visión periférica conlleva disfrutar de un campo visual amplio y de ver con mayor rapidez cosas fuera del foco de atención visual. Este aspecto se explota, por ejemplo, durante la conducción.

Aquí nos toca volver a torcer el morro. Existen bastantes enfermedades que empeoran nuestro campo visual (glaucoma, retinosis pigmentaria, lesiones de la vía óptica, etc). Estaría bien encontrar con un sistema que pudiera estimular y potenciar este campo visual periférico, ¿verdad?. Para todos estos pacientes, sería una gran mejoría para su calidad de vida. Si estos tratamientos no existen para aquellos que de verdad lo necesitan, podemos ya ir suponiendo que realmente no tenemos una forma de mejorar el campo visual.
El campo visual depende fundamentalmente de que la retina periférica funcione bien (aquí tendríamos el problema en las retinosis pigmentarias), y de que las fibras nerviosas transmitan bien la información, tanto en su trayecto dentro del ojo (aquí está el problema en el glaucoma) como fuera del ojo (lesiones de la vía óptica como infartos, tumores, etc). Si alguna de estas etapas falla, da igual que “estimulemos el campo visual” enfocando objetos brillantes en la retina periférica. Las células retinianas muertas no van a proliferar por ese estímulo. Las fibras nerviosas muertas tampoco van a regenerar.
Y en el ojo sano tampoco se crean más células ni conexiones nerviosas. Pensad en una cámara de circuito cerrado. Aunque nos pongamos delante de la cámara, los cables y el objetivo van a seguir trabajando igual. Sí que podemos “estimular” al señor que está mirando a través de la pantalla. A fuerza de ir apareciendo y desplazándonos por la imagen, el vigilante se aprende nuestras caras y gestos y después nos reconoce fácilmente en cuanto nos ponemos delante de la cámara. Pero la cámara no mejora de resolución.

Es decir, el ejercicio no mejora la función del ojo. Dependiendo de cómo sea el ejercicio, vamos “obligando” al cerebro a utilizar más la información que le llega de la retina periférica. Eso puede aumentar nuestro reconocimiento de objetos periféricos, siempre que las condiciones sean similares a las del juego. Sin duda, conducir exige un uso del campo visual más periférico que el que nos puede ofrecer la consola. Por lo que ir a pasear por la calle estimula nuestro campo periférico (más bien nuestro cerebro) para actividades como la conducción bastante mejor que la consola.

Coordinación óculo-manual
Este aspecto de la visión está relacionado con la capacidad de interpretar rápidamente información visual y de traducirla en movimientos manuales precisos. La coordinación óculo-manual tiene especial relevancia a la hora de practicar deportes.

Estoy de acuerdo. Pero es más de lo mismo, se trata de que el cerebro aproveche la información ocular para elaborar rápidamente una respuesta motora. La función visual no se beneficia. Es como los videojuegos, que estimulan los reflejos, pero no “mejoran la salud de nuestros ojos”.

¿En qué nos beneficia?

Resumamos entonces. El Eye Training que nos ofrece Nintendo DS, y cualquier otro sistema interactivo con pantalla no mejora absolutamente ningún aspecto del ojo. Ni potencia los recursos ni le permite descansar ni rehabilitar capacidades del globo ocular.
Si hablamos del sistema visual, puede mejorar algunas aptitudes de reconocimiento de imagen, y de coordinación motriz, tanto de movimiento ocular como de otras respuestas motoras. En este caso, el órgano diana es el cerebro, no el ojo. Pero este entrenamiento no mejora las capacidades de conducción o lectura, como querían dar a entender. O por lo menos, no lo mejoran en mayor medida que leer o hacer una vida normal.
El reconocimiento rápido de imágenes y en algunas circunstancias el manejo/seguimiento de objetos en el campo visual puede verse mejorado en la práctica, y el sujeto notar que anda “más espabilado” reconociendo números, por ejemplo. Eso es verdad. Y además, esa mejoría no implica perjuicio alguno.

¿Quién se lo puede comprar

Nos lo venden como algo que “refuerza nuestros ojos”. Es muy probable que las personas que hayan adquirido (correcta o incorrectamente) el rol de “ojos delicados” se lo compren, para ayudar. Personas que utilicen gafas (que para mí no están enfermas de los ojos, pero en fin), que se fatiguen al leer, que tengan ojos secos, conjuntivitis alérgicas, etc, igual se lo compran “por si acaso”.
Ese es el problema. No es beneficioso para ningún problema del ojo, no mejora ninguna capacidad del globo ocular. Esto no tiene nada que ver con las dioptrías, la retina, córnea, etc.

Entonces, ¿es malo?

No, no se produce ningún daño por utilizar el juego. No más que el cansancio esperable de mirar durante un tiempo una pantalla a corta distancia. Y de hecho potencia ciertas habilidades neurológicas del sistema visual. Ni mucho menos las que nos quieren vender, claro, pero sí que podemos estar “más hábiles” en algunos aspectos.
Además, creo que yo me divertiría jugando. Así que no me opongo a que hagan este tipo de juegos, ni que la gente se lo compre. Si yo tuviera consola, posiblemente me compraría algún juego de ese estilo.
Lo que no me gusta es:

  • Que lo vendan engañando a la gente
  • Que la gente se lo compre pensando que eso va bien para sus ojos.

Artí­culo completo en: Ocularis
Bajo licencia Creative Commons

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