“Todo ha salido bien”.
Ese fue el mensaje por fax que envió el ejecutivo momentos antes de salir hacia Taiwán.
Luego llegó la hora de pasar la maleta por el control, nada fuera de lo normal teniendo en cuenta que el tipo parecía un empresario. Muchos papeles, CD’s, y una PDA con documentos encriptados. Según sus palabras todo era “documentación personal”, y aunque el ejecutivo lucía nervioso, no existía nada relevante siquiera para sospechar de él. Seguramente haya tenido un mal día, habrá pensado ese agente de seguridad, el mismo mal día que tendrían años más tarde los hijos del agente cuando la nueva computadora regalada por papá comenzaba a fallar de una forma extraña y aleatoria debido a que la formula que se está llevando este ejecutivo en forma non sancta y que equiparía a los condensadores de millones de placas madre no estaba totalmente completa.
Detectar la falla no fue fácil, los condensadores fueron fabricados exactamente como lo decía la fórmula, y funcionaban perfectamente, tras unos días de pruebas, fueron ofertados a todas las fábricas de placas base del mundo. Casi ninguna pudo resistir la tentación, y cambiaron aquel proveedor de condensadores japonés confiable por este, no había duda, al principio los pedidos fueron tímidos, pero luego de notar que hacían su trabajo decidieron comprarlos masivamente, reducir costos, la primera regla del mundo mercantil, fue también aplicada hasta por grandes compañías de informática como Apple.
El tiempo es tirano, dice la frase, y ésta sí que puede aplicarse a estos capacitores baratos, si bien a simple vista un condensador electrolítico puede considerarse algo “sólido” y sin desgaste, internamente su estructura contiene algunos materiales químicos que generan respuestas a determinadas variables, y al poco tiempo lo barato les salió caro y de los 7 años que tendrían en promedio de vida útil, algunos simplemente reventaban a las semanas de uso, como bien dice Wikipedia en “la plaga del capacitor”:
El electrolito a base de agua se vuelve inestable y se descompone, produciendo gas de hidrógeno. Dado que estos tipos de capacitores son sellados en una carcasa de aluminio, la presión se acumula en el mismo hasta que el sello de metal de la parte superior del condensador empieza a doblarse, o el tapón de goma sellado se empuja hacia abajo. Finalmente la presión es superior a la fuerza del metal y la cubierta de ventilación se produce, ya sea soplando por la parte inferior de la goma de condensador, o de ruptura de la puntuación de ventilación de metal en la parte superior del condensador.
Dicen que solamente ABIT en su momento reconoció la metida de pata y dijo que volvería a instalar conndensadtores japoneses en sus placas (la calidad de los mismos es visible a primera vista) y que los otros fabricantes si bien reconocieron la garantía de las placas se hicieron los que “aquí no ha pasado nada” y trataron de evitar el asunto. Hoy todavía me pregunto la cantidad de motheboards SOYO de aquel entonces que he visto sin, al menos, algún capacitor inflado y creo que me sobran los dedos de la mano (y he visto muchas…)
Fuente: alt-tab