Aaron Swartz se suicidó el pasado 11 de enero con 26 años de edad. Se enfrentaba a una condena máxima de 4 millones de dólares en multas y más de 50 años de prisión. El cargo más importante contra él era haber descargado cinco millones de ficheros pdf de artículos de JSTOR gracias a la red del MIT y haberlos publicado en abierto (el torrent de 35GB con los papers que Aaron publicó está disponible en la red). Publicar en abierto ciencia es un delito si no eres el autor (que solo tiene derecho a publicar en abierto su manuscrito, no la versión final, salvo en revistas específicas). Ayer y hoy en Twitter se han publicado miles artículos en pdf usando el hashtag #PDFtribute (como buscar en Twitter es penoso, hay una página web con todos los “links scraped from Twitter hashtag #pdftribute“).
Todo este penoso asunto trae a colación una pregunta que lleva mucho tiempo en el aire.¿La ciencia es un negocio? ¿Tiene que ser la ciencia un negocio? ¿Algún dejará la ciencia de ser un negocio? Como bien nos dice Enrique Dans, “la investigación académica debe ser libre” (es decir, gratuita). ¿Por qué no lo es? La razón no es que las grandes editoriales no lo permitan. La mayoría acepta artículos (manuscritos) de arXiv sin problemas. ¿Por qué hay autores que no envían todos y cada uno de sus artículos a arXiv? ¿Por qué hay autores que no publican todos y cada uno de sus manuscritos (antes o después de ser aceptados) en la web?
Comparto lo que dice Enrique Dans [copia con ligeros cambios]: “Las revistas científicas son una desmesurada fuente de ingresos a través de las suscripciones de profesores, departamentos y bibliotecas. El sistema funciona [a las mil maravillas] desde el punto de vista económico: los revisores no cobran, los autores tampoco (en algunos casos, incluso pagan por enviar el artículo), pero las editoriales cobran y no precisamente poco. Un sistema envenenado que funciona bajo el pretexto de ejercer una revisión por pares y ciega que (se supone) asegura la calidad de lo publicado. Un sistema que funciona porque las revistas científicas se ha convertido en varas de medir que condicionan la promoción de los profesores en el escalafón académico.”
Si eres investigador pero no publicas todos y cada uno de tus manuscritos en abierto, ¿por qué no lo haces? ¿Qué miedo tienes a hacerlo? ¿Represalias de los revisores? Utiliza los comentarios (de forma anónima si así lo prefieres) para ofrecer tu opinión. En cualquier caso, que sepas que yo no lo entiendo… máxime cuando el número de citas y el impacto es mayor a los artículos cuyos manuscritos están disponibles en abierto en la red (y son fáciles de localizar, por ejemplo, en la página web del autor o de su grupo de investigación).
Lo cierto es que, mientras haya autores que no publiquen todos sus manuscritos en la web, el suicidio de Aaron Swartz no habrá servido para nada… Piénsalo mientras guardas un minuto de silencio en su memoria. Si te apetece…