Aunque a estas alturas parece difícil sorprenderse por cualquier manifestación religiosa, lo cierto es que no pasa un día sin que un devoto alucinado seguidor de cualquiera de la miríada de dioses inventados por la calenturientas mentes de los ignorantes nos regale una muestra más de imbecilidad y locura. El último caso aunque proviene de la exótica Tailandia tiene, como no podía ser de otra manera en esta aldea globalizada, la mezcla de ingredientes adecuada para enganchar a todo el mundo. Parece ser que el archiconocido Steve Jobs, fundador de la empresa de los ordenadores de la manzana recientemente fallecido, mantenía creencias budistas. Por lo que ha faltado tiempo para que el líder de una de las infinitas versiones en las que se ha ramificado el legado de Buda haya visto el filón mediático y probablemente económico.
Inciso, hay que ver que ninguno de los grandes profetas considerados sabios han sabido explicar adecuadamente sus teóricamente perfectas enseñanzas y millones de sus autodenominados seguidores verdaderos se enzarzan en peregrinas discusiones, que muchas veces acaban en violencia extrema, por imponer su interpretación particular de las benditas palabras del sabio celestial.
Así que nuestro protagonista, tras la consulta previa de un directivo de Apple preocupado por la suerte de su líder y mentor, realizó sesudos estudios búdicos acompañados de una profunda meditación al más puro estilo oriental. Todo ello le llevó finalmente a la conclusión de que
el multimillonario se ha reencarnado. Y ahora agárrense porque la explicación del gurú budista no tiene desperdicio. Jobs individuo más que singular en vida no podía reencarnarse como cualquier otro budista simplemente en un animal o en otro humano aunque fuera el próximo lama tibetano. No señor, nuestro mago de la computación ha seguido su personal estilo y parece ser que se ha reencarnado en un ser divino que es la mezcla de dos entidades diferentes. Toma ya. La primera es una divinidad de rango medio que responde al impronunciable nombre de “Thepphabhut Phumadeva». Bueno eso me parece poca cosa para un tipo como Jobs pero conociéndole seguro que rápidamente sube en el escalafón divino. Y la segunda entidad es uno de los demonios gigantes que habitualmente hacen de guardianes de los templos budistas tailandeses. Como ven toda una mezcla explosiva que probablemente deparará múltiples sorpresas en el más allá budista.
El gurú espiritual también ha descrito como vive Jobs en ese mundo celestial y tampoco tiene desperdicio. Por lo que se ve Jobs vive en la sección futurista de este panteón budista ya que existe en un espacio indeterminado construido con metal plateado y cristal que encima está bastante próximo a la sede central de Apple. Será para que no añore su reciente pasado. Por supuesto como es una divinidad de rango medio tiene adscritos a veinte servidores celestiales. Se ve que en el paraíso budista existen las clases sociales y no era cosa que Jobs tuviera que realizar por sí mismo las labores de limpieza. Faltaría más. Parece ser que ello lo ha conseguido por su contribución en vida a múltiples causas caritativas. Así que ya sabéis adinerados del mundo, si queréis vivir acomodadamente en el mundo budista haceros filántropos que compensa.
Fuente: Diario de un ateo