La relación entre el uso de teléfonos móviles celulares y el desarrollo de alguna forma de cáncer fue desmentida por la Investigación de Comunicaciones Móviles y Salud (MTHR, por sus siglas en inglés), una iniciativa del Reino Unido dedicada al análisis de los supuestos peligros al bienestar humano que surgen debido a las tecnologías de comunicación a distancia.
Se han necesitado 11 años y más de 23 millones de dólares, para que la MTHR obtuviera resultados concluyentes sobre el caso de estudio.
“Cuando el programa MTHR se estableció, había incertidumbre por parte de la comunidad científica sobre los posibles riesgos a la salud ocasionados por teléfonos móviles y tecnologías afines. Este programa independiente está completo y, a pesar de la investigación exhaustiva, no encontramos evidencia sobre los riesgos a la salud derivados de las ondas de radio producidas por teléfonos móviles o estaciones amplificadoras. Ahora estamos más seguros sobre [la inocuidad de] los sistemas de telecomunicaciones modernos”, indicó el profesor David Coggon, jefe del MTHR.
Una parte del trabajo del MTHR contempló el estudio de más de 800 personas que entre 2003 y 2009 fueron diagnosticadas con leucemia, a quienes se les inquirió sobre sus hábitos alimenticios, la frecuencia con la que consumían tabaco y su ocupación, entre otras preguntas. De la misma manera, se indagó extensamente respecto a su historia clínica y la de sus familias.
“El estudio no encontró asociación entre el uso regular del teléfono móvil y el riesgo de contraer leucemia. A pesar de la hipótesis de que existe un alto riesgo de padecer leucemia meloide aguda con el uso prologado del teléfono celular (más de 15 años), esto no fue estadísticamente significativo y es poco probable que sea real, dada la latencia normalmente baja de este cáncer”, se concluyó en el reporte.
Fuente: GADGETMANIA
Las primeras investigaciones acerca del uso continuado del teléfono móvil desde la infancia «no dan prueba de nocividad a largo plazo», según en el jefe de sección de Bioelectromagnética del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, Alejandro Úbeda. Úbeda ha hecho estas afirmaciones en Alicante, donde entre se celebra el primer congreso nacional conjunto de la Sociedad Española de Física Médica (SEFM) y la de Protección Radiológica (SEPR). No obstante, el experto ha recomendado un «uso razonable» de los teléfonos móviles y la «supervisión» por parte de los padres de la utilización que los niños hacen de estos dispositivos.
Preguntado por el riesgo de desarrollar enfermedades al tener una antena de telefonía móvil cerca de la vivienda, Úbeda ha señalado que estos dispositivos «no resultan nocivos para la salud». El investigador ha apuntado que las radiaciones emitidas por las antenas de telefonía móvil que llegan a las personas tienen una potencia «muy baja», inferior a la intensidad con la que los seres humanos reciben las señales de los teléfonos celulares.
Así, Úbeda ha manifestado que la polémica generada en torno a las antenas de telefonía móvil está más relacionada con «la percepción del riesgo» que con la existencia de un «problema real». «Lo que recibimos de las antenas son potencias muy bajas», ha reiterado el experto en radiaciones no ionizantes (aquellas que no dañan ni destruyen el ADN), al tiempo que ha comentado que los muros de los edificios absorben las ondas emitidas por estas antenas y que estos dispositivos «no están dirigidos hacia las casas».
«Se han hecho estudios epidemiológicos, se han medido en viviendas y no se han mostrado diferencias de malestar, percepción o dolor de cabeza en las personas que vivían cerca de antenas», ha añadido al reiterar que «no hay datos que permitan suponer que habitar cerca de una antena sea nocivo».
Úbeda ha señalado que las recomendaciones acerca de no instalar este tipo de repetidores cerca de colegios o centros de salud evitan «percepciones de riesgo» por parte de la población, ya que «si no tienes una antena cerca no se achacarán (a ésta) los problemas (de salud) que se deben a otra cosa». De esta manera, el experto ha insistido en que, en muchos casos, se aboga por camuflar las antenas para que no exista esa percepción de riesgo para la salud.
Según el experto, las radiaciones no ionizantes son campos electromagnéticos que intervienen, por ejemplo, en el funcionamiento de los teléfonos móviles, los microondas y aparatos de uso sanitario, como los equipos de resonancia magnética y otros utilizados en fisioterapia.
De este modo, el jefe de sección de Bioelectromagnética ha indicado que la telefonía móvil «es la mayor fuente de exposición (a radiaciones no ionizantes) que se conocen en nuestro tiempo», pese a que el efecto sea «no nocivo».
En cuanto a las radiaciones usadas en la asistencia sanitaria, ha opinado que «sus efectos en el público general representan un porcentaje muy bajo», aunque ha reconocido que «algunos trabajadores podrían estar expuestos a niveles altos», por lo que la investigación científica en este sentido «intenta garantizar que eso no ocurra».
Fuente: Cibersur.com