El Sinclair ZX-Spectrum, un pequeño ordenador “con teclas de chicle” no fue el primer ordenador personal que salió al mercado, pero si fue unos de los responsables de que el ordenador se haya convertido en un elemento imprescindible en cualquier casa
El Spectrum fue el tercer ordenador que lazó al mercado la empresa británica Sinclair Research LTD; sus predecesores fueron el ZX-80, que fue el primer ordenador personal que valía menos de 100 libras esterlinas, y el ZX-81 , que era una versión mejorada del ZX-80. Estos dos primeros lanzamientos le permitireron a Sinclair adquirir la experiencia necesaria para crear el Spectrum, su ordenador de mayor éxito y una autentica obra de arte de ingeniería.
Su predecesor, el ZX-80 tenía solo un kb de memoria RAM frente a los 16kb del tan conocido Apple II y su electrónica se había simplificado hasta el extremo de prescindir del sonido y que el refresco de la pantalla (generar la imagen que se ve en el monitor) también corría a cargo del microprocesador; el resultado final fue un microordenador con unas prestaciones inexistentes pero que solo costaba a 99 libras esterlinas. Con sus escasas capacidades, el ZX-80 solo servía para jugar, pero dio la casualidad de que eso era precisamente para lo que lo usaban los niños que lo recibían como regalo, así que el ordenador fue un éxito comercial.
Luego Sinclair lanzó el ZX-81, que era una versión remozada del ZX-80; en particular, se había sustituido un conjunto de chips por un chip multifunción que se llamó la ALU. El resultado es que la placa base del ZX-81 solo contenía cuatro chips: El microprocesador (Un Zilog Z80), un chip de un kb de memoria RAM, un chip de cuatro kb memoria ROM y la ALU. El ZX-81 era el concepto de ordenador reducido a su mínima expresión.
Con el Spectrum la compañía aprovechó todo lo aprendido en sus dos modelos anteriores y diseñó un ordenador cuyas características mas destacadas eran:
Con estas prestaciones el Spectrum ya podía compararse con el resto de ordenadores de su categoría, como el Apple II o el que sería su gran rival, el Commodore 64, pero su precio seguía siendo lo bastante bajo para seguir siendo el juguete que los padres regalaban a sus hijos. El resultado es que en muchos países del mundo, España entre ellos, el Spectrum se convirtió en el ordenador casero por excelencia.
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