En junio pasado, el Parlamento Europeo aprobó una medida que obligarÃa a los productores de carne, especialmente a los judÃo y musulmanes, a poner una etiqueta en sus productos que dijera: «Derivado de animales que no fueron anestesiados antes de morir«, advertencia que se prevé, disminuirá las ventas de dichos productos.
Los musulmanes siguen una serie de situaciones aceptables «Halal», en donde se señala que no se puede comer cerdo, que los animales deben sacrificarse hacia La Meca y que la técnica apropiada para hacerlo es realizando un corte limpio bajo el cuello, esperando a que el animal se quede sin oxÃgeno.
Por otro lado, los judÃo siguen el Kosher o Cashrut, el cual es un compendio de reglas acerca de lo qué es correcto comer, uno de los preceptos más importantes dicta que no se debe consumir cerdo, ni sangre, por lo que los animales se deben de dejar desangrar después de ser decapitados.
Para ambas religiones existen certificados Kosher y Halal, los cuales elevan los  precios para los consumidores y les garantizan que no se están alimentándose con ninguna sustancia prohibida por su religión, asà como que el personal que realizó el sacrificio está certificado por las autoridades religiosas apropiadas.
No obstante, en paÃses como Suecia, Nueva Zelanda, Islandia y Noruega, entre otros, se han prohibido ambos métodos por considerar inhumano matar a un animal que no ha sido previamente sedado.