Investigadores de la Universidad de Emory (EE.UU.) informan que los adolescentes cuyas dietas incluyen muchas bebidas y comidas azucaradas muestran señales fÃsicas de estar en mayor riesgo de problemas cardiacos en la edad adulta.
Los investigadores informaron que, entre los 2157 adolescentes que participaron en la «encuesta nacional de examen de la salud y la nutrición» (National Health and Nutrition Examination Survey, NHANES), la cantidad promedio de azúcar añadido que consumieron en un dÃa fue de 119 gramos (476 calorÃas), el 21.4 por ciento de todas las calorÃas que consumÃan a diario.
«Necesitamos ser conscientes del consumo de azúcar», según la autora principal e investigadora posdoctoral Jean Welsh. «Este es un contribuyente importante de las calorÃas de nuestra dieta y estas asociaciones podrÃan ser muy negativas», dijo. «Las bebidas suaves y las gaseosas azucaradas son el contribuyente principal de azúcar añadido y una gran fuente de calorÃas sin otros nutrientes importantes».
Reconocer los efectos negativos del azúcar añadido podrÃa ayudar a la gente, sobre todo a los adolescentes a reducir la cantidad de azúcar que consumen, agregó Welsh. «Los padres y los adolescentes necesitan tener en cuenta la cantidad de azúcar añadido que consumen y reconocer que hay varias implicaciones negativas para la salud, aunque no inmediatas, pero sà en el tiempo», dijo.
El equipo de Welsh halló que los adolescentes que consumÃan la mayor cantidad de azúcar añadido presentaban niveles del nueve por ciento más altos de colesterol LDL (el «malo») y niveles de triglicéridos (otro tipo de grasa en la sangre) 10 por ciento superiores, frente a los que consumÃan la menor cantidad de azúcar añadido. Los adolescentes que consumÃan la mayor cantidad de azúcar añadido tenÃan niveles inferiores de colesterol HDL (el «bueno») que los que consumÃan la mayor cantidad de azúcar añadido.
Además, los investigadores hallaron que los adolescentes que consumÃan la mayor cantidad de azúcar añadido mostraron señales de resistencia a la insulina, lo que puede conducir a diabetes y se relaciona con el riesgo de enfermedad cardiaca.
La American Heart Association recomienda un lÃmite superior para la ingesta de azúcar añadido, según la cantidad de calorÃas que se necesite. «La mayorÃa de las mujeres estadounidenses [incluidas las adolescentes] deberÃan consumir hasta cien calorÃas provenientes de azúcares añadidos al dÃa. La mayorÃa de los hombres, no más de 150 calorÃas», según la asociación.
Una advertencia a estos hallazgos es que, debido a la manera en que se realizó el estudio, no está claro si los azúcares añadidos causaron los distintos niveles de colesterol, solo que están relacionados. Además, los investigadores anotaron que la información solo es para un dÃa y podrÃa no reflejar la dieta usual de los adolescentes.
Al comentar sobre el estudio, el Dr. David L. Katz, director del Centro de Investigación sobre la Prevención de la facultad de medicina de la Universidad de Yale, aseguró que «este estudio no prueba que el azúcar de la dieta sea un factor de riesgo cardiaco en esta población, aunque lo sugiere fuertemente».
El artÃculo tiene tres mensajes importantes, dijo. Primero, el azúcar de la dieta en una población representativa de adolescentes es cerca del doble del nivel recomendado.
Segundo, entre mayor sea la ingesta de azúcar, mayores serán las señales de riesgo cardiaco, incluido un alto nivel de colesterol LDL (el «malo») y un bajo nivel de colesterol HDL (el «bueno»). Tercero, el perjuicio aparente del azúcar en exceso es mayor entre los adolescentes que tienen exceso de peso que entre los que no.
«El azúcar de ningún modo es la única amenaza para la salud de los adolescentes o adultos en la dieta», advirtió Katz. «Pero ahora tenemos evidencia de que ciertamente cuenta entre las amenazas importantes para ambos. Reducir la ingesta de azúcar entre los adolescentes para evitar que se conviertan en adultos con diabetes o enfermedad cardiaca, es una prioridad legÃtima de nutrición para la salud pública», dijo.
ArtÃculo por HealthDay, traducido por Hispanicare
Fuente: El Médico Interactivo, Diario Electrónico de la Sanidad