Un estudio de la Comisión Federal de Comercio de los Estados Unidos alerta a los consumidores sobre los trucos más comunes para convencer al incauto de que existe respaldo cientÃfico para los productos antiobesidad cuando en realidad no lo tienen.
La ciencia tiene claro qué preguntas puede contestar correctamente y cuáles están fuera de su alcance. Por ejemplo, si te interesa conocer los detalles del mundo natural, la ciencia es lo mejor que hay. Si usas evidencia para tomar decisiones con respecto a tu salud, estás usando la ciencia. Si alguien te quiere dar «gato por liebre» y tú te paras a pensar, analizar y a retar con evidencia los cuentos que te dicen, tienes el pensamiento cientÃfico actuando.
Claro, hay gente por ahà que por ganarse un euro tratan de vender productos “naturalesâ€, suplementos “garantizadosâ€, mejunjes exóticos, medicamentos sin receta, cremas, fajas, aparatos y parches bajo el pretexto de que están comprobados por la ciencia sin ser cierto. Estas personas se dedican a la pseudociencia. El prefijo “pseudo†significa falso, de embuste. Asà que la pseudociencia aparenta ser ciencia cuando no lo es.
La Comisión Federal de Comercio de los Estados Unidos hizo público un estudio llamado “Engaño en el mercadeo de productos para perder peso†(Deception in weight-loss advertising workshop). En este extenso documento se alerta a los consumidores sobre los ocho trucos más comunes para convencer al incauto de que existe respaldo cientÃfico para los suplementos antiobesidad. El informe también indica cuál es la verdadera postura de los cientÃficos especializados en la materia. Conocer el punto de vista de los cientÃficos aclara qué es ciencia comprobada o meramente boberÃas pseudocientÃficas con los productos para rebajar.
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Foto: IRREVERENDOS