Es posible que en un periodo de tiempo relativamente breve, hace cerca de dos millones de años, se redujera de forma muy rápida el tiempo que nuestros antepasados del género Homo dedicaban a alimentarse, así como el tamaño de sus piezas molares. Y quizás esos rápidos cambios tuvieron relación directa con el inicio de la coción y otras formas de preparación de los alimentos.
Hay antropólogos que sostienen que la coción de los alimentos comenzó muy temprano en la historia del linaje humano. La tesis de esos investigadores es que hace cerca de dos millones de años, un miembro de la especie Homo erectus o algún miembro de una especie anterior se encontró con comida que había sido cocinada accidentalmente por algún fuego, y vio que era comestible y le encontró un cierto gusto. A partir de ahí habrían sido los propios seres humanos los que empezaron a tratar de forma intencionada la comida con fuego, con las ventajas, en términos de tiempo y rendimiento energético, que ello supuso. Gracias a ello, en vez de dedicar a comer y masticar el alimento casi la mitad del tiempo diario, pudieron dedicar una fracción mucho menor, y eso les habría ofrecido múltiples oportunidades para utilizar ese tiempo en otras tareas de utilidad.
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