Las variedades resistentes son el resultado de un trabajo de al menos tres décadas del Centro Internacional de Agricultura Tropical, CIAT, con sede en Colombia, donde se han combinado, en cruzamientos convencionales, genes de plantas de zonas expuestas a sequías en México y Centroamérica.
El material de esos cruzamientos es a su vez fruto de la labor de agricultores en la región, ya que proviene de variedades criollas o tradicionales sometidas a un proceso de selección natural por generaciones de productores en América Latina.
«Aquí en CIAT tenemos un banco de germoplasma con más de 26 000 colectas de frijoles tradicionales convencionales», dijo a BBC Mundo Steve Beebe, genetista y director del programa de frijol del CIAT.
«Hicimos cruzamientos entre diferentes materiales de Centroamérica y de México y hacemos una selección en el campo. Tenemos una época de seca de junio a setiembre, sembramos en esa época y sometemos los materiales a selección en esas condiciones para elegir los que tienen la capacidad de producir granos con poca agua».
Los cruzamientos a mano requieren un alto grado de destreza manual, según Beebe. Se abre la flor de una planta madre y se fertiliza la planta madre con el polen de otro padre.
La primera variedad resistente a la sequía fue liberada hace dos años en Nicaragua. «Ha logrado bastante aceptación entre los productores, sobre todo de la costa pacífica, que es bastante seca, y en cierto grado en el norte del país en la frontera con Honduras», dijo Beebe.
«También fueron lanzados dos materiales en Ruanda, en África central, en la parte oriental del país que también tiene clima seco. Es interesante que materiales que se comportan bien en Centroamérica suelen ser de buen rendimiento en África, por lo que la adaptabilidad de esos materiales parece ser bastante amplia».
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