Además de los ingredientes y las características nutricionales, se debe hacer una advertencia específica sobre el contenido de cafeína para niños y mujeres embarazadas.
La Unión Europea insiste de esta forma en la información al consumidor ante la introducción en el mercado de multitud de ofertas de este tipo, que también tienen una gran repercusión en vending. De hecho, en 2010, y a tenor de estudios de la prestigiosa consultora de la industria de bebidas Zenith International, se estimaba que el consumo en Europa había crecido hasta los dos litros por persona al año, siendo ya en Estados Unidos de hasta tres litros.
Lo que originalmente fue concebida como una bebida para aumentar los niveles de atención o concentración, se ha convertido, quizás por las agresivas campañas publicitarias, se ha convertido en un producto de uso corriente, incluso al alcance de menores de edad. En algunos estudios y marcas, los niveles de cafeína pueden llegar hasta los 500 miligramos por lata, sustancia que, según expertos en toxicología puede causar adicción.
Esta nueva medida viene a unirse a las normativas para avisar a los alérgicos. Los alimentos y bebidas que puedan tener alguna incidencia en reacciones alérgicas requieren de una declaración obligatoria de ciertas sustancias como aditivos alergénicos y coadyuvantes de elaboración que contengan huevos o derivados, caseína, caseinato, potasio, lácteos, pescado, frutos secos, o determinados sulfatos que tengan una mayor concentración a la de 10 miligramos por kg.