La genética es responsable del envejecimiento de la piel en sólo un 25%, y el 75% restante corresponde a factores externos como el alcohol, tabaco, sol y comida chatarra.
Las bebidas alcohólicas atentan contra los nutrientes vitales de la piel, haciendo que no luzca tan bien como debiera. Su consumo continuo también repercute negativamente sobre la vitamina A, favoreciendo la pérdida de flexibilidad de la piel, la aparición de arrugas, líneas finas y piel muerta.
Además, está demostrado que el alcohol puede exacerbar la rosácea y psoriasis junto con sumar años a la edad y hacer que la piel luzca terrible, debido a que la deshidrata.
Whisky y Ginebra
Daisy Morales, cosmetóloga de los Centros de Estética Pretty Woman, explica que el alcohol también puede producir “un imbalance en el nivel de azúcar lo cual impacta en la piel de manera tan grave que incluso puede aumentar la aparición de acné”.
El alcohol muchas veces hace que la piel se vea mal al día siguiente, debido a sus efectos deshidratantes. Al deshidratar el cuerpo, la piel también sufre este proceso, debido a que tiene un efecto sobre la hormona anti-diurética que es responsable de la micción y la hidratación”, enfatiza la experta en belleza.
Por otro lado, el alcohol, sobre todo el destilado como el whiski, ginebra y vodka, produce al igual que el tabaco, envejecimiento prematuro de la piel. Y, lo que es peor, cuando una persona se hace alcohólica y desarrolla daño hepático, su piel se hace opaca y de un color pálido y amarillenta, se deprime la actividad osteoblástica y se asocia con alteraciones del metabolismo del calcio, fósforo y magnesio, además de alterar la síntesis de la vitamina D.
Serios problemas que pueden ser solucionados con tratamientos como el láser, por ejemplo, para tratar los signos del envejecimiento, pero que no siempre son efectivos, ya que es no sencillo quitar 5 o 10 años a una persona. Por ello, lo mejor y más seguro es prevenir.
Fuente: La Nación