Albert Concepción*
Apreciado ecologista:
Espero que a la recepción de ésta te encuentres bien de salud. Yo sí lo estoy a pesar de que consumo alimentos elaborados con soja transgénica sin ningún problema y convencido de su seguridad.
Como habrás leído en los periódicos, en los últimos meses se ha desatado una gran alerta en torno a la pertinaz sequía que estamos sufriendo en España. Lamentablemente, ésta es una situación que viven muchos países, en especial los países en vías de desarrollo y que sólo puede enfrentarse de dos maneras, aunque con diferente resultado.
Una es practicando un ritual denominado danza de la lluvia, que consiste en dar saltos alrededor de una hoguera entonando cánticos que los mortales no entendemos, pero que, al parecer, tienen milagrosos efectos en los dioses que propician las precipitaciones. La otra es la aplicación de innovaciones tecnológicas a la agricultura. Ninguna de las dos ha logrado hasta ahora resultados en lo que respecta a generar lluvias, pero la segunda empieza a parecer útil para combatir la falta de agua.
Aunque ignoro la razón, me consta que vosotros no estáis muy conformes con el uso de las tecnologías, pero como comparto con vosotros la voluntad de contribuir a un mundo mejor, me voy a permitir daros unos cuantos consejos que, sin duda, van a contribuir a enfrentar mejor problemas como la sequía o la falta de alimentos en el mundo.
Mi primer consejo es que dejéis de una vez de engañar a los pobres ciudadanos con los supuestos beneficios de los productos orgánicos. Como sabéis, aunque no lo reconozcáis, este tipo de alimentos no sólo no aportan ninguna ventaja, sino que al necesitar el triple de superficie cultivable para producir lo mismo malgastan recursos indispensables como el agua e impiden utilizar las tierras para lo que realmente se necesitan: alimentar a la gente en lugar de sacarle la pasta vendiéndoles productos que ni son más sanos ni más seguros.
Por supuesto, tenéis todo el derecho a ofrecer vuestros cultivos a quién quiera y pueda pagarlos; pero, por favor, dejad de engatusar al personal y recordad las sabias frase del
prestigioso biólogo indio CJ Prakash: “Lo único sostenible de la agricultura orgánica es que sostiene la pobreza y la malnutrición”
Mi segundo consejo es que, de una vez por todas, dejéis de poner trabas sin sentido a la aplicación de la tecnología en la agricultura. Vuestra actitud anticientífica y antisocial ha hecho ya que muchas empresas y organismos dejen de investigar en prometedores cultivos pensados para combatir la sequía o para incrementar la producción y la eficiencia. Es decir, para consumir menos agua y producir más alimentos. No obstante, como soy muy consciente de que estas nimiedades no forman parte de vuestros objetivos, temo que os voy a tener que dar un último consejo: disolved vuestras organizaciones; de este modo, las inútiles subvenciones públicas con las que os pagáis los sueldos podrían utilizarse en investigación científica que, sin duda, contribuiría más que vuestra letanía al bienestar de los ciudadanos.
Sin más por el momento, quedo a vuestra entera disposición en @aconcepcin
*Albert Concepción Simón (Barcelona, 1962) es periodista y asesor de comunicación en la agencia Docor Comunicación. Licenciado en Ciencias de la información por la Universidad Autónoma de Barcelona. Apasionado por la información sobre salud, ciencia y calidad de vida. Miembro del Col·legi de Periodistes de Catalunya y de la Asociación Nacional de Informadores de Salud (ANIS)