Los científicos han determinado que la presencia de un gen particular en el ADN de una persona influye o no al tolerar el olor de la carne de cerdo. El gen en cuestión está vinculado a un receptor de olor llamado OR7D4 y personas con dos copias del gen ( el 70% de la población) son menos propensos a tolerar un compuesto llamado androstenona, que es similar a la testosterona que se encuentran comúnmente en el músculo de cerdo. El estudio fue realizado por un equipo de científicos estadounidenses y noruegos después que la Unión Europea comenzó a considerar la prohibición de la castración,si esta reducia la cantidad de androstenona. La UE quería saber si e varia el sabor de la carne que estuviera afectad por dicha prohibición.
¿Cuál fue la conclusión?
La conclusión del estudio, los autores escribieron que «los datos plantearon la posibilidad de que a la mayoría de los consumidores no les gusta la carne masculina como consecuencia de la prohibición de la castración.» Pero más allá del ámbito de aplicación de la política agrícola, el estudio demuestra una sorprendente conexión entre nuestra constitución genética y de nuestras preferencias culinarias. El componente olfativo decómo degustar carne de cerdo y una combinación de su sabor, olor, textura y temperatura-es principalmente determinado por un gen. «Tal vez [ los futuros] estudios pueden revelar cómo los genes receptores odoríferos funcionan en las poblaciones como los vegetarianos o los del Oriente Medio o cerca del Ártico, que no comen carnede cerdo u otros similares.»