Los alimentos fritos no tienen buena fama y se les considera responsables de muchos males nutricionales: Obesidad, enfermedades cardiovasculares, cáncer…
Una de las acusaciones más populares es que podrían estar relacionados con el cáncer: el cocinado a altas temperaturas genera diversos compuestos sobre los que existen indicios respecto a sus propiedades cancerígenas. La barbacoa y la brasa parecen ser las fórmulas con más probabilidades de llevarse toda la responsabilidad, pero los fritos tampoco estaban libres de sospecha, ya que las altas temperaturas que se alcanzan y la reutilización de los aceites son factores que no podían descartarse como potencialmente peligrosos.
Para alivio de los que disfrutamos a menudo de salteados y fritos, se acaba de publicar en la prestigiosa BMJ el estudio «Consumption of fried foods and risk of coronary heart disease: Spanish cohort of the European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition study«, en el que se realiza seguimiento de más de 40000 adultos durante 11 años, con el siguiente resultado: No se ha encontrado relación entre la ingesta de fritos con aceite vegetal (oliva o girasol) y las enfermedades cardiovasculares o la mortalidad. Es decir, que comer fritos no es malo para la salud.
Fuente: Lo que dice la ciencia para adelgazar