Parece ser que de la misma forma que ver imágenes sensuales, sugerentes o explícitamente pornográficas puede incitarnos al sexo, ver fotografías o imágenes de ciertos alimentos aumenta nuestro deseo de comer.
A esa conclusión han llegado la Dra Kathleen Page y sus colaboradores, que aprovechando la 94ª edición anual de la Sociedad de Endocrinología celebrada en Houston, han presentado un estudio en el que se investiga la manera en que los sistemas de recompensa del cerebro interactúan con la ingesta de azúcar y las imágenes de los alimentos. Para esta investigación se ha contado con 13 mujeres obesas con unas edades comprendidas entre los 15 y 25 años. A las 13 jóvenes, mediante una resonancia magnética funcional, se les analizó la respuesta cerebral mientras les eran mostradas fotografías de alimentos.
Los resultados de la investigación mostraron que la visualización de imágenes con un alto contenido en hidratos de carbono activó el hipotálamo y el deseo por alimentos dulces y salados. De la misma forma, después de ingerir el refresco azucarado e independientemente del tipo de azúcar ingerido, aumentó el hambre y el deseo de alimentos salados. Sin embargo, tras un análisis completo del cerebro, se comprobó que la fructosa (en comparación con la ingesta de glucosa) produce una mayor activación de las regiones cerebrales involucradas en el procesamiento de la recompensa.
Ampliar en: Medciencia
Bajo licencia Creative Commons