La investigación se publicó en el ‘British Medical Journal’ (BMJ), llevada a cabo por el equipo de investigadores del profesor Steen Stender, del Hospital Universitario de Copenhague (Dinamarca).
Mientras que el contenido total de AGT de los alimentos ha disminuido, algunos países europeos permiten comprar ciertos alimentos que todavía contienen niveles muy altos.
Los AGT están producidos principalmente por la hidrogenación industrial de aceites vegetales, un proceso que ayuda a prolongar la vida útil de los productos horneados. Según la nueva investigación, que analizó los datos de cuatro grandes estudios, la ingesta diaria de 5 gramos de AGT se asoció con un riesgo un 23% mayor de enfermedad cardiaca coronaria.
Los autores analizaron el contenido de AGT en alimentos de consumo popular en 16 países miembros de la Unión Europea (UE) en 2005 y, de nuevo, en varios países en 2009. En el estudio se incluyeron solo alimentos que contenían «grasa vegetal parcialmente hidrogenada», y más de 15 gramos de grasa por cada 100 gramos.
En total, el análisis incluyó 70 porciones de patatas fritas y ‘nuggets’ de pollo, 90 paquetes de palomitas de maíz para microondas, y 442 muestras de tartas, bizcochos, barquillos y obleas: en 2005, una porción grande de papas fritas y ‘nuggets’, 100 gramos de palomitas de maíz para microondas, y 100 gramos de tarta o galletas u obleas, proporcionaban más de 30g/100g de AGT, en cinco países de la UE en el Este de Europa y entre 20g y 30g en ocho países de Europa Occidental; en 2009, el análisis reveló que el contenido de AGT en las papas fritas y ‘nuggets’ había caído sustancialmente en todos los países europeos estudiados.
Sin embargo, aunque el contenido de AGT en palomitas de maíz, pasteles y galletas había caído en los países de Europa occidental, este no fue el caso en Europa del Este, donde se mantuvo alto.
Un etiquetado más claro de los alimentos es una forma de limitar el consumo de ácidos grasos trans, pero la mayoría de los países todavía dependen de que los fabricantes de alimentos reduzcan voluntariamente el contenido de AGT de sus productos. Sólo unos pocos países – Dinamarca, Austria, Suiza e Islandia – han obligado a la industria a limitar la cantidad de AGT utilizada en los alimentos, y el 2% de la grasa total.
A pesar de todo, los alimentos que contienen grasas trans aún pueden ser vendidos legalmente como productos envasados o sin envasar en restaurantes y establecimientos de comida rápida, según subrayan los autores.
Fuente: Alimentariaonline