El programa televisivo Salvados estuvo dedicado el pasado domingo nueve de diciembre a los alimentos que se arrojan a la basura. En este espacio televisivo, aparecieron las dos principales empresas valencianas de distribución, Mercadona.
La imagen de Mercadona sufrió un duro varapalo, probablemente el más contundente de su larga historia. Un responsable del Banco de Alimentos de Valencia aseguró que no recibe donaciones de la cadena alimentaria que dirige Juan Roig.
Mercadona, posiblemente alertada de antemano, reaccionaba el lunes con la firma de diversos convenios de donación y con mensajes desde su cuenta de Twitter, completamente impotentes ante el ataque 2.0 a su reputación corporativa.
La información corrió como la pólvora. En este exhaustivo artículo, se ofrece una cronología de la crisis sufrida por Mercadona en las redes sociales y la impecable reacción de Consum.
Este episodio demuestra la importancia (y muy probablemente también la rentabilidad económica) de una actuación de reputación corporativa y de RSE integrada en la estrategia de la compañía.
Si Mercadona dona alimentos (en todo caso, de ser cierto, en mucha menor proporción que otras cadenas), ha cometido el error de no formalizarlo y comunicarlo, ya que los medios de comunicación no se habían hecho eco de ello previamente a la emisión del programa Salvados. En la época que vivimos,se rompen las costuras del hermetismo informativo. No cabe otra opción que la transparencia.
Lo que falta por saber es si Mercadona será capaz de cambiar de estrategia e integrar la responsabilidad social en su core business. En caso de que no lo consiga, también habrá que comprobar si se consolida como una versión en su sector de Ryanair, paradigma del low cost, con un volumen de negocio inmune a su pésima reputación corporativa, o, por el contrario, en algún momento se resiente su muy personal modelo de negocio.
Autor: Miquel Calvet
Fuente: rhmedia.es