Las porciones pequeñas de comida considerada de consumo ocasional (tales como chocolate, pastelitos de manzana o patatas fritas) pueden satisfacer el hambre tanto como las porciones más grandes, según sugiere un reciente estudio llevado a cabo por un equipo de investigadores de la Universidad Cornell, Estados Unidos.
La investigación, llevada a cabo por Ellen van Kleef, Mitsuru Shimizu y Brian Wansink ha sido diseñada expresamente para determinar si las personas que ingieren porciones más pequeñas (bocaditos de alimentos) se sienten satisfechas o si todavía se sienten hambrientas, quince minutos después de haberlas comido.
Para ello, los investigadores separaron a los sujetos del estudio en dos grupos. A un grupo se le proporcionó porciones de alimentos relativamente grandes como 100 g de chocolate, 200 g de pastelito de manzana, o unos 80 g de patatas fritas (¡esto equivalía a cerca de 1400 kcal!). En cambio, al otro grupo se le suministró porciones de comida mucho más moderadas: 10g de chocolate; 40g de pastelito de manzana y 10g de patatas fritas (aportando estas cantidades no más de 200 kcal).
A ambos grupos se les pidió que calificaran su hambre antes de empezar a comer los citados alimentos así como su hambre a los quince minutos después de haberlos tomado. Una vez recogidos los datos, los resultados de la encuesta sorprendieron a los investigadores. Se halló que las porciones más pequeñas son capaces de proporcionar tanta satisfacción como las más grandes.
Estos resultados reflejan la importancia del tamaño de las porciones. Porque a veces no es tanto qué alimentos se comen, sino en las cantidades y en la asiduidad en las que se come. Siendo así, parece ser que las grandes porciones dan como resultado una ingesta calórica considerablemente alta y las porciones más pequeñas aportan un contenido calórico mucho más modesto, que de acuerdo con los datos de este estudio, pueden hacernos sentir igual de satisfechos.
Fuente: ScienceDaily