El uso sin control de antibióticos para tratar animales puede provocar muertes en humanos por enfermedades que ya se creían controladas.
Hace 30 años, un ataque de la bacteria Acinetobacter baumannii se podía contrarrestar con bastante facilidad. Un tratamiento con antibióticos comunes, y la infección remitía. Sin embargo, desde entonces, este microbio, que puede provocar infecciones del tracto urinario o neumonía, ha incorporado a su ADN 45 nuevos genes de varios tipos de bacteria que lo han convertido en un organismo muy poco vulnerable a los medicamentos y que supone una amenaza mortal para muchos pacientes en hospitales de todo el mundo. Este tipo de superbacterias, que según algunas estimaciones mata a decenas de miles de personas solo en EEUU, se están desarrollando gracias al entrenamiento que les ofrecemos cada vez que iniciamos un tratamiento con antibióticos y no lo completamos hasta aniquilar la infección, o por el uso descontrolado de estos fármacos como suplemento alimenticio o tratamiento para animales.
Aunque el problema es global, el mayor campo de entrenamiento para estos microbios se encuentra en China. Ese país es el mayor productor de antibióticos del mundo y el mayor consumidor, y el uso de estos medicamentos para tratar enfermedades animales o para favorecer su crecimiento no está controlado. En China se emplean cuatro veces más antibióticos que en EEUU para uso veterinario, según asegura un estudio liderado por Yong-Guan Zhu, de la Academia China de Ciencias y que publica hoy la revista PNAS. En ese estudio, un equipo de investigadores ha identificado más de cien genes que incrementan la resistencia a los antibióticos de las bacterias en el estiércol y los suelos de varias granjas de cerdos chinas.
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