Hace cosa de un mes Publishing Perspectives publicó una noticia que en España pasó casi desapercibida y de la que tuve conocimiento gracias a Josep Nieto: los establecimientos de McDonald’s en el Reino Unido empezarán a regalar libros infantiles. Así es como la cadena de comida rápida se convertirá en el mayor distribuidor de libros del país; en los próximos dos años se prevé que distribuya unos quince millones.
Parece que la campaña fue inspirada, al menos en parte, por un informe del National Literacy Trust relativo a la lectura infantil. Jonathan Douglas, director del NLT, comentó al diario británico The Telegraph (traducción del original inglés):
Nuestra investigación nos dice que existe una relación muy clara entre la poseer libros y el éxito futuro de los niños en la vida, por lo que es muy preocupante que uno de cada tres niños en el Reino Unido no tenga un libro, y la mitad de los niños no disfruten de la lectura. Iniciativas como la campañaMcDonald’s Happy Readers juegan un papel importante en poner más libros en manos de los niños y empuje a las familias a leer todos juntos como un pasatiempo divertido e interactivo.
McDonald’s en España, se encontraría con la Ley de Santiago y Cierra el Libro, que en su Capítulo IV, Artículo 9.8, dice lo siguiente:
8. Sin perjuicio de lo dispuesto en la Ley 7/1996, de 15 de enero, de ordenación del comercio minorista, los establecimientos comerciales que se dediquen a la venta al por menor no podrán utilizar los libros como reclamo comercial para la venta de productos de naturaleza distinta.
En España, hacer como en Reino Unido y regalar libros con los Happy Meal, es ilegal. McDonald’s puede regalar juguetes –o apps y juegos on-line– pero no puede regalar libros. Ignoro qué sacerdote cultural fundamentalista parió tal despropósito. Ignoro quién puede querer proteger al libro hasta asfixiarlo. Ignoro qué mal puede haber en usar el libro como regalo si lo que se consigue es fomentar la lectura. Es evidente que se regalan libros con los periódicos, pero como ambos forman parte del mismo tinglado –y de parecidos intereses- todo el mundo mira hacia otra parte.
Ampliar en: verba volant, scripta manent