El desprendimiento masivo de nieve constituye lo que los físicos conocen como un «flujo granular» y provoca que los fragmentos más grandes asciendan a la superficie mientras que los más pequeños se quedan en el fondo. Es lo mismo que sucede cuando uno abre una bolsa de cereales y encuentra los trozos más grandes y pesados en lo alto de la bolsa. Este fenómeno contraintuitivo fue descubierto en la década de 1930 por las industrias relacionadas con el empaquetado y lo bautizaron como «efecto muesli» o «efecto nuez de Brasil», dado que en una lata de nueces es esta variedad (la más grande) la que suele aparecer en la parte superior.
«Las avalanchas son flujos granulares, un fenómeno que reúne características de los líquidos y los sólidos», asegura Dale Atkins, representante de la Comisión Internacional de Rescate Alpino. «En estos flujos», añade, «las partículas más grandes son las que terminan en la superficie». Lo mismo, insiste, es lo que sucede con las cajas de cereales, «y los humanos somos una ‘nuez’ bastante grande que suele salir a la superficie».
«Esto lo conocemos como segregación positiva y hace que todo aquello que tiene un volumen mayor tienda a estar en superficie si hay menos densidad», asegura Fernando Rivero Díaz, teniente en la jefatura de Montaña de la Guardia Civil con 24 años de experiencia en rescate sobre el terreno. Su equipo ha intervenido en el rescate de personas atrapadas por avalanchas en el Pirineo y dos de sus compañeros han vivido la experiencia en su propia piel.
Ampliar en: lainformacion.com