Estas pintadas se hicieron el pasado fin de semana en la ETS de Ingeniería Agraria de Lleida. Sobran los comentarios. No hay mejor evidencia de que los antitransgénicos se desacreditan por sí solos. Para empezar, atacan a una universidad y envían un mensaje en contra de la ciencia en general. O sea que los científicos son los capellanes del siglo XXI (con faltas de ortografía por cierto; «científics» y «són» sería lo correcto). En pleno siglo XXI queda claro que no hemos adelantado mucho desde los tiempos de Galileo y Copérnico. La ciencia es mala y hay que perseguirla (igual que en la edad media), pero ahora en vez de la Iglesia, el dedo acusador lo ponen los grupos ecologistas, que tiran la piedra y esconden la mano. Pensad por un momento qué tipos de regímenes políticos son los que han cerrado universidades y han detenido o asesinado científicos ¿os gustaría vivir en esos regímenes? pues parece que los antitransgénicos sí. Cuando no hay argumentos para defender una postura solo queda la pintada anónima, el insulto o la mentira. No hay más, ni la inteligencia de los antitransgénicos parece que de más de sí.
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