Por su alto contenido de sodio, excesiva cantidad de proteínas y escaso aporte de hierro y de ácidos grasos esenciales, distintas organizaciones como como Unicef, la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) y expertos en nutrición infantil recomiendan no introducir leche de vaca en la alimentación de un niño hasta que no haya cumplido el año de vida.
El consumo frecuente de leche de vaca antes de los 12 meses puede tener implicancias negativas en la salud de los niños, como anemia, sobrecarga renal y lesiones intestinales.
Teniendo en cuenta que la leche es el principal alimento y, por lo tanto, la principal fuente de provisión de hierro en la dieta de los niños pequeños, en aquellos casos en los que no sea posible sostener la lactancia materna está suficientemente aceptado en la actualidad que las fórmulas infantiles tienen ventajas como fuente de hierro en relación a otras leches, explica el licenciado en nutrición Sergio Britos.
Britos agrega que hay suficiente evidencia acerca de la relación entre la ingesta de leche de vaca y el microsangrado intestinal, lo que potencia la deficiencia de hierro. Por su parte, la AAP afirma, además, que las proteínas y las grasas de la leche de vaca son más difíciles de digerir y absorber para el bebé.