Algunas cervezas alemanas contienen un nivel más alto de arsénico que los permitidos por la Organización Mundial de la Salud (10 microgramos por litro por agua potable). El misterio del arsénico en las cervezas alemanas ha sido resuelto, según se anunció en el congreso 245 de la American Chemical Society.
«Cuando el nivel del arsénico en la cerveza es superior que en el agua usada durante el proceso de producción, este exceso de arsénico debe venir de otras fuentes», dijo Mehmet Coelhan, de la Technische Universität de Munich.
«Era un misterio para nosotros. Como resultado, analizamos todos los materiales, incluyendo la malta y el lúpulo usados en la fabricación, para descubrir si había presencia de arsénico».
El equipo de Coelhan concluyó que el arsénico era liberado en la cerveza por la diatomita o kieselguhr, usada como filtro para quitar la levadura, lúpulos y otras partículas para aclarar la cerveza.
Las pruebas han demostrado que parte de las muestras de kieselguhr contenían arsénico. De todos modos, no es probable que la gente enferme a causa del arsénico por beber cervezas fabricadas con este tipo de método de filtración.
En otros países se han detectado niveles superiores de arsénico en la cerveza, según el estudio. Coelhan dice que las fábricas de cerveza, vino y alimentos que usan kieselguhr deberían ser conscientes que esta substancia puede liberar arsénico.
Coelhan comentó que existen sustitutos para el kieselguhr, y que una medida simple como limpiar el kieselguhr con agua antes de su uso elimina el arsénico.