Hecho relevante: el presidente vendió sus acciones
Manuel Fernández de Sousa vendió casi la mitad de su participación en la compañía entre diciembre de 2012 y febrero de 2013 -un importe total de más de € 32 millones. Es lo que declara Pescanova en su último comunicado de hecho relevante.
Fernández Sousa colocó 1.98 millones de acciones de Pescanova, un 6.9% del capital, a precios que oscilan entre los € 13.6 y los € 17.7. Tras el anuncio en marzo del preconcurso las acciones se desplomaron; hoy están suspendidas de cotización, en los € 5.91.
Así durante todo 2012: para setiembre Fernández Sousa sólo tenía un 14.4% de participación –significativamente menos que el 22.3% que poseía a finales de mayo.
Fernández Sousa operó sin comunicárselo al CNMV, saltándose la Ley del Mercado de Valores según la cual todos los consejeros de compañías cotizadas están obligados a comunicar cualquier movimiento significativo en sus participaciones en el plazo de cuatro días hábiles bursátiles.
Desde Damm denuncian que ocultó información a accionistas y consejeros. Algo que sólo pudo hacer en connivencia con otros miembros del consejo de administración: su hijo Pablo Javier Fernández Andrade, su hermano Fernando de Sousa, y Jesús García García, en representación de la sociedad gallega de Importación de Carbones, propiedad de Fernández Sousa..
No es lo que parece
Pescanova justifica estas ventas, que supusieron “importantes pérdidas”, por la necesidad de “aportar liquidez” al grupo. De manera que Fernández Sousa dio instrucciones a los administradores para redirigir su patrimonio a Pescanova y “resolver problemas urgentes de liquidez” con el dinero neto obtenido.
Claro que en el comunicado no se informa del importe del crédito que Fernández Sousa inyectó en Pescanova a partir de la venta de acciones.
Además hay que tener en cuenta que convertir una inversión de en deuda otorga mayor preferencia en el cobro ante una situación de insolvencia o concurso –los accionistas pierden el dinero, pero los acreedores tienen opciones de recuperar algo.
Y una evidencia: si Fernández Sousa conocía al menos tres meses antes de solicitar el concurso la imposible situación financiera de Pescanova, incumplió con su responsabilidad como administrador de comunicar todos los hechos relevantes, más aún si hablamos de una compañía pública.
Sin liquidez no hay servicios de seguridad
La plantilla encargada de estas labores, de la empresa Seguritas, ha reducido de 17 a 5 –auxiliares- que no cumplen realmente con las funciones del puesto, según el sindicato, en la planta de Pontevedra.
La falta de líquido ha afectado también a otras empresas, como las contratas encargadas de jardinería o limpieza, que denuncian problemas de pago.
Problema en las plantas acuíferas
Pescanova apostó por la expansión: pasar de ser un mero comercializador de pescado a convertirse en una empresa vertical, encargándose de la extracción y cría de pescado y su posterior transformación.
Estas fuertes inversiones no han dejado los beneficios esperados.
Miremos a sus plantas de salmón en Chile, segundo país del mundo en la producción de esta especie, donde un virus afecta a su comercialización. Esta empresa ha dejado una deuda tremenda, muy preocupante en el actual contexto de depresión económica.
O el rendimiento de la planta de Mira en Portugal, lejos de lo esperado.
Allí hubo incidentes importantes, debidos a un defecto de construcción del sistema hidráulico de captación de agua del mar, que ocasionó problemas en el abastecimiento normal de agua, y tuvo como consecuencia la parada de una fase del proyecto.
Estos siniestros provocaron la muerte de peces de la planta de Portugal y ocasionaron pérdidas cercanas a los € 70 millones. Pescanova defiende que hizo públicos estos incidentes en las cuentas e informes de 2011 y 2012 de Acuinova Portugal, y fueron «cuantificados en las mismas por sus auditores».
Pero no hace falta salir de España: las plantas que tiene Pescanova en Galicia tampoco funcionan tan bien.
Fuente: ClubDarwin.NET
Foto: FaceMePLS via photopin cc