La presencia de mercurio en el organismo de las mujeres españolas es más de seis veces superior a la media de 17 países europeos. Es una de las conclusiones delproyecto Democophes, que ha estudiado la exposición a cinco contaminantes ambientales en mujeres y niños: mercurio, cadmio, cotinina, ftalatos y bisfenol A. Se trata de sustancias que preocupan a los expertos por sus efectos en la salud. El mercurio, cuyos altos niveles se explican por el elevado consumo de pescados como el atún rojo y el emperador, está considerado un neurotóxico que afecta al desarrollo infantil. El Ministerio de Sanidad recomendó en 2011 a embarazadas y menores de 3 años no consumir estas especies por ese motivo.
Un estudio preliminar hecho solamente en población española presentado en 2011 por Argelia Castaño, jefa de Toxicología Ambiental del Instituto de Salud Carlos III y coordinadora en España del proyecto Democophes, ya mostró los altos niveles de mercurio. Castaño aseguró entonces que los datos no debían ser motivo de alarma. Este nuevo análisis, financiado por la Unión Europea, se llevó a cabo entre septiembre de 2011 y febrero de 2012 y ofrece en el resumen hecho público únicamente una comparación entre países y no datos absolutos. Los límites “admisibles” de mercurio varían según las recomendaciones de diferentes organismos.
En enero pasado más de 140 paísescerraron en Ginebra un pacto mundial para restringir su uso. A partir de 2020, estará prohibido en baterías, lámparas, relés y cosméticos, y se controlarán las emisiones de plantas térmicas, cementeras y químicas. Se irá abandonando progresivamente en odontología —se ha usado en las amalgamas de los empastes—, pero se seguirá empleando como conservante en vacunas y otros dispositivos para los que no hay sustitutos. El tratado se llamará Convención de Minamata, nombre de la localidad japonesa que en los años cincuenta sufrió una intoxicación masiva por vertidos de metilmercurio al mar. Fue este accidente el que desveló a los expertos los peligros que entraña esta sustancia. La población de Minamata se intoxicó al comer pescado y marisco contaminado y padeció lesiones cerebrales, parálisis, habla incoherente…
El estudio del Instituto de Salud Carlos III de 2011 mostró que las comunidades con más presencia de este metal pesado en el organismo de sus habitantes fueron Andalucía, Murcia, Valencia, Galicia, Asturias y Cantabria. La que menos, Castilla y León, una de las zonas donde menos pescado se consume. Niveles, por otro lado, semejantes a otros países que incluyen mucho pescado en su dieta, como los mediterráneos y Japón, explicó entonces la autora, y superiores entre 6 y 10 veces a los Alemania, Estados Unidos y Canadá. Este nuevo estudio europeo, que el Ministerio de Sanidad no valoró ayer, ratifica la enorme diferencia entre España y sus vecinos europeos.
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