Entras en una tienda (normalmente las estaciones de servicio), coges meramente lo que necesitas y, cuando vas a pagar, la dependienta te pregunta: “¿Quieres un rasca y gana?” Yo le respondo invariablemente que no porque sé que la única manera de ganar es no jugando. Pero hay muchísimas personas que se dejan convencer por esa voz y terminan llevándose el cupón. Cuando salen al aparcamiento lo rascan ansiosos y al final descubren que no han ganado ni un osito de peluche. Vamos, lo normal.
Lo interesante es por qué tantas personas se dejan convencer y se llevan el cupón. Pues bien, es un fenómeno muy curioso que se denomina “Upselling”. El upselling aprovecha el hecho de que, al haber comprado un producto, somos más propensos a llevarnos otro.
Esta técnica de venta se utiliza para hacer que los clientes compren diferentes objetos o servicios que probablemente no se habrían llevado y que ni siquiera habían tomado en considerado. De esta forma, el vendedor no parece invasivo (aunque lo es) y mantiene excelentes relaciones con el cliente. Como ya imaginarás, en los restaurantes es donde más se utiliza esta técnica. ¿Cómo? Cuando te proponen una marca de vino cara y en realidad tú no habías especificado ninguna.
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