Llos españoles las consideremos absolutamente nuestras.¿Alguien lo duda? Sin embargo, los belgas afirman que nacieron en su país y no admiten controversias. Se trata de una receta fetiche — aseguran — anclada en el alma de sus hábitos cotidianos.
Cierto que las venden por todas partes. En carromatos y freidurías a pie de calle con salsas diversas,entre ellas la salsa andaluza, que no tiene nada que ver con Andalucía. Se sirven en restaurantes con filetes de carne o en compañía de mejillones (sus famosos moules) Y por supuesto, se comen en todos los hogares casi a diario.
En Brujas hay unl insólito Friet Museum (museo de las patatas fritas) www.frietmuseum.be Centro didáctico que relata el encuentro de los españoles con las papas en Perú y los itinerarios que siguieron hasta Europa. A España, puerta de entrada de las primeras, habrían llegado desde Canarias hasta el puerto de Sevilla. Y ya desde España hasta los Países Bajos.
Todo bien documentado, por lo menos hasta el desenlace del relato. A partir de 1573 –aseguran los paneles — las patatas aparecen en las cuentas del Hospital de la Sangre de Sevilla, que las recibía del claustro de Las Carmelitas Descalzas, fundado por Teresa de Jesús (1515-1582).
En paralelo y según sus documentalistas, en 1567 un tal Juan de Molina habría enviado desde Gran Canaria hasta Amberes tres barriles a su hermano Luis de Quesada. Contenían naranjas, limones verdes y papas (patatas)
¿Quién tuvo la idea de freír patatas por vez primera?
El Friet Museum ofrece dos posibilidades:
La primera que fuera Teresa en Sevilla en el XVI. Teoría dudosa, pienso yo, porque aquellas papas pequeñas y con picaduras, despreciadas por los sevillanos, se prestaban poco a la fritura.
La segunda, que fueran unos pescadores belgas acostumbrados a freír pescaditos los que alrededor del año 1650 hicieron las primeras. Hipótesis inconsistente y no documentada.
Artículo completo en: Gastronotas de CAPEL