La revista Food Policy ha publicado un estudio realizado por investigadores del departamento de Agricultura y Economía Aplicada de la Universidad de Missouri (Estados Unidos) titulado ‘Los posibles impactos económicos del umbral cero para los OMG no aprobados: el caso de la Unión Europea’. En éste se analiza la repercusión económica del umbral cero sobre importación de productos transgénicos no aprobados en el marco comunitario como es el caso de la soja modificada genéticamente. Se concluye que si la Unión Europea prohibiera la importación de la soja transgénica su precio sería un 220% más caro.
A día de hoy la Unión Europea es dependiente de las importaciones de soja del continente americano para su uso en la alimentación animal. La Unión Europea importa una media de 22 millones de toneladas de harina de soja al año (el 41% de las importaciones mundiales de harina de soja), 0.8 millones de toneladas de aceite de soja (el 9% de las importaciones mundiales) y 13 millones de toneladas de soja (16% de las importaciones de las mismas). A esto hay que añadirle que los principales principales exportadores (Estados Unidos, Brasil y Argentina) cultivansoja modificada genéticamente. En países como Estados Unidos el 93% es transgénica, en Brasil el 88% y en Argentina el 100%.
La lentitud de la Unión Europea en aprobación de organismos modificados genéticamente (OMGs) respecto a sus socios comerciales ha creado un mercado asincrónico. Las mercancías que llegan a la Unión Europea con rastros de OMGs no aprobados en el marco comunitario deben ser retirados del mercado y son considerados ilegales. Este estudio evalúa los costes adicionales que supone quebrantar el comercio internacional de productos básicos por el umbral de tolerancia cero europeo.
Los autores (Nicholas Kalaitzandonakes, James Kaufman, Douglas Miller) demuestran en el estudio que si la Unión Europea interrumpe las importaciones de Estados Unidos, Brasil y Argentina los precios aumentarían significativamente teniendo que pagar un 220% más por la soja, un 211% más por la harina de soja y un 202% más por el aceite de soja. Este aumento sería mayor si tuviéramos en cuenta también interrupciones inevitables en el suministro a corto plazo, las diferencias de calidad en el suministro alternativo e incluso el valor de la actividad no percibido por la Unión Europea. A día de hoy el 81% de la soja de todo el mundo es transgénica.
Podéis encontrar el sumario, metodología y conclusiones del documento en la web de ScienceDirect con posibilidad de compra del estudio completo.
Fuente: Fundación Antama