Un estudio publicado en el British Medial Journal y elaborado por Aseem Malhotra, afamado cardiólogo británico que trabaja en el hospital universitario de Croydon (Londres), afirma que el consumo de productos con un bajo contenido en grasa “paradójicamente” incrementa el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Así, las personas que consumen solo este tipo de productos sin grasas pensando que son mejores para la salud y ayudan a reducir peso no conocen que muchos de ellos poseen altos contenidos en azúcares añadidos que sustituyen a las grasa.
Apuesta por diferenciar las denominadas como grasas trans, que habitualmente pueden encontrarse en los productos de comida rápida o en la margarina de aquellas que se pueden encontrar en los productos lácteos, el queso o la carne, que no son tan malas para la salud.
También ha criticado la obsesión por los niveles de colesteról que ha llevado incluso a que las personas consuman medicamentos como la estatina para reducir la cantidad de grasas dañinas en la sangre. Según Malhotra, “es hora de romper el mito del papel que tienen las grasas saturadas en las enfermedades del corazón”, algo que está presente desde hace más de 40 años en las indicaciones y recomendaciones médicas.
Esta teoría ha sido apoyada por otros científicos británicos como David Haslam, director del Foro Nacional de Obesidad, quien considera que hay evidencias científicas que los carbohidratos refinados y el azúcar son en realidad los responsables de la mayoría de la grasa en la sangre.
Desde la Universidad de Ciudad del Cabo, Timothy Noakes, profesor de Ciencias del Deporte y la Actividad Física de la Universidad del Cabo, considera que el peor error médico de nuestra era es considerar la alta concentración de colesterol en sacre como la única causa de las enfermedades coronarias.
Fuente: Alimentariaonline