En septiembre del 2012 salió publicado un artículo en el que se veía a unas ratas que habían desarrollado tumores por culpa de haber comido maíz transgénico. Aunque algunos medios de comunicación dieron la información como la prueba definitiva de la maldad de los transgénicos, la realidad es que el artículo fue recibido con escepticismo, incluso entre muchos medios generalistas. Todo lo que rodea a este artículo ha sido raro, muy raro. Para empezar el artículo se presentó en rueda de prensa, pero con embargo informativo sobre los datos originales, de forma que a los periodistas les llegó la información que el maíz transgénico es cancerígeno pero no pudieron pedir una segunda opinión. Cuando llegó el artículo no despejo dudas, sino que creó más.
Una variedad que lleva 15 años en el mercado sin ningún problema ahora resultaba que era cancerígena sin que nadie se hubiera enterado, el método experimental vulneraba las normativas éticas de manejo de animales de laboratorio para conseguir fotos impactantes y los datos estadísticos tenían fallos pueriles. Además la publicación del artículo se hizo coincidir con un libro del primer autor Gilles-Eric Seralini, en el que hablaba de la maldad de los trasngénicos. Otra cosa que invitaba a la sospecha es que el editor del artículo era José Luis Domingo, científico que siempre ha mostrado una postura abiertamente crítica con los transgénicos. De hecho ya publiqué en Naukas mis reticencias después de leer el artículo, reticencias compartidas por la mayoría de la comunidad científica.
Las objeciones y sospechas sobre este artículo lejos de disminuir con el tiempo se han ido incrementando hasta que la revista ha decidido tomar cartas sobre el asunto y retirarlo.
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