¿Qué es mejor para ahorrar energía: fabricar un frigorífico nuevo o reparar uno que haya dejado de funcionar para volver a venderlo? En EE.UU.,llamado remanufacturing mueve 50000 millones de dólares y se considera muy beneficioso para el medio ambiente, pues parece obvio que la versión reparada va a permitir ahorrar muchos recursos (además de salir más barata). Sin embargo, la realidad una vez más resulta bastante más compleja. Así lo asegura un estudio del Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT) que ha analizado cuál es la mejor opción entre fabricar o reutilizar para 25 productos distintos de EE UU.
Resulta lógico pensar que gasta menos energía volver a utilizar un producto ya fabricado a tener que fabricar uno nuevo. Y esto así cuando se compara la etapa de producción de una y otra versión. Ahora bien, como expone el trabajo realizado por Timothy Gutowski, profesor de Ingeniería Mecánica del MIT, y publicado en la revista Environmental Science & Technology, los resultados cambian mucho cuando en el análisis se incluye también la energía que van a gastar algunos de estos productos durante su uso.
Esto resulta muy claro con un frigorífico. Es cierto que un aparato nuevo va a tener un gasto en energía mucho mayor en la fábrica y en la obtención de los materiales para su fabricación; más teniendo en cuenta como han ido aumentando de tamaño estos electrodomésticos. Sin embargo, toda esta energía constituye una cantidad muy pequeña en comparación con la que se va a gastar cuando se enchufe la nevera en la cocina de una casa. Como incide el estudio del MIT, esto hace que las mejoras en eficiencia de los electrodomésticos más modernos compensen el optar por un nuevo aparato (del año 2008) en lugar de reparar otro más antiguo (de 1994). Una conclusión que, por otra parte, valida los planes Renove para la sustitución de electrodomésticos viejos.
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