Por mucho triunfalismo que exhiban los entusiastas de la agricultura ecológica las cifras siguen bajo mínimos. Realmente representa una fracción ínfima de la alimentación en España, donde no llega al 4% la gente que consume casi todos los días producto ecológico y siendo muy generosos no llega al 20% los que lo consumen una o dos veces por semana. De la misma manera la superficie agrícola destinada a cultivo ecológico sigue siendo ínfima (un 5% del total).
A pesar de estas cifras modestas están llegando noticias que desde Alemania (el principal consumidor) se está presionando a la comisión Europea para que ponga en vigor una nueva normativa de producción ecológica que sustituya a la actual del 2007 y que esto vaya acompañado de una aplicación más rigurosa. Bueno, pues si esta propuesta triunfa, ya os digo que la agricultura ecológica será como el fin de una estrella, se convertirá en una estrella de neutrones o en una enana blanca o en un agujero negro (gracias @darksapiens), como suele pasar con todos los movimientos que pretenden ser tan ortodoxos y puros que son incapaces de cumplir los requisitos de pureza que exige su propia normativa.
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