Este pasado lunes, la Biblioteca Bidebarrieta del Casco Viejo bilbaíno estaba a tope para escuchar la conferencia de José Miguel Mulet «Mitos, falacias y mentiras sobre la alimentación«, aprovechando su visita a la capital del mundo para promocionar su libro «Comer sin miedo», cuya lectura os recomiendo vivamente, particularmente a aquellos de vosotros a los que os agobia el sentimiento de que todo lo que bebemos, comemos o respiramos nos está matando lenta y subrepticiamente, en un plan diseñado por gobiernos malignos que quieren limitar drásticamente la tasa de jubilados guapos, alegres y combativos.
En uno de los ejemplos que puso para ilustrar la denodada búsqueda de la población de todo aquello que implique alimentarse de productos libres de aditivos y conservantes, Mulet nos mostró dos etiquetas de pan Bimbo, una de un producto más o menos clásico, que lleva varios aditivos alimentarios con sus números E- correspondientes, y otra del último hito de la empresa, bien promocionado por Eduardo Punset bajo epígrafes como 100% natural. Mulet nos enseñó cómo manejan estas empresas, para su provecho, las normativas de Agencias que controlan estos aspectos (como la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, EFSA).
Y así, el pan más o menos antiguo, llevaba en su composición ácido propanoico, un potente agente contra la formación de ese moho tan característico del pan de molde que lleva días en su envase. Ese ácido, que responde a la etiqueta E-280 como aditivo alimentario según la normativa de la CE, es un aditivo sintético cuyo mayor productor es BASF a partir de la oxidación de un aldehído, el propanal. Para sustituir ese aditivo «impresentable» en un producto 100% «natural», los estrategas de Bimbo han recurrido a un bicho, el Propionibacterium Shermanii, una subespecie del Propionibacterium Freudenreichii, muy usado por los fabricantes de queso Gruyère o Emmental para dar a sus productos esos agujeros tan característicos que les diferencian de otros. Pues bien, el P. Shermanii es capaz de actuar sobre la fibra de pan y generar ácido propanoico, el mismo E-280 que se usaba en las viejas recetas de Bimbo para impedir el crecimiento del moho. Pero ha sido obtenido «in situ», por algo tan natural como una bacteria. Y ello permite al fabricante poner en la etiqueta «contiene microrganismos naturales (L. Brevis, P. Shermanii)» y el 100% natural tan buscado.
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Hola
Justamente ahora estaba leyendo la composición en un envase de pan multicereales con masa madre del Mercadona. Contiene levadura y estas bacterias que citas. El pan está bastante bueno, en principio sin aditivos y con una gran variedad de cereales y semillas, además de estar hecho con masa madre.
En el envase se subrayan las ventajas de usar un prefermento o masa madre al hacer pan: le otorga estructura, sabor, aroma y conservación. Y es así. Al hacer pan en casa (a mi me gusta hacerlo) y utilizar esta técnica, el conjunto de microorganismos, levaduras y bacterias acidófilas, que cultivamos nosotros mismos al preparar la masa madre, suministra a la masa una serie de ácidos orgánicos que aportan un sabor, aroma y acidez característicos al pan, aparte de impedir el crecimiento de mohos, que en el medio ácido no pueden proliferar. Algunos de los ácidos orgánicos producidos son el láctico, acético, butírico, etc.
Con esto quiero decir que no es tan «antinatural» que se añadan estas bacterias acidófilas al pan. Mejor es cultivarlas doméstica y espontáneamente a partir de harina integral y agua, por supuesto.
Hola, buenos tardes,
Soy consumidor de sus productos sin aditivos.
He desarrollado una app. para móviles que busca la toxicidad de los aditivos en ingredientes con una foto.
Es multiidioma, GRATIS y rápida.
No te pide tus datos personales.
Se llama aditfy y está en Google Play.
Quizas podrían evaluarla y ayudarme a difundirla.
Comentarios para mejorarla serán bienvenidos.
Juan Jesús
Para que sirve la semilla de brasil
Como
el pan bimbo no tiene conservantes
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