Una de las principales directrices que se da a las personas con riesgo cardiovascular es la de reducir las grasas saturadas. La leche y los lácteos no se libran de esta recomendación y la mayor parte de los pacientes en esta situación suelen estar condenados a tomar de por vida la leche desnatada.
Según un nuevo estudio de intervención publicado en Nutrition Journal, «The effects of changing dairy intake on trans and saturated fatty acid levels- results from a randomized controlled study«, en el que los expertos han analizado la concentración de ácidos grasos en sangre de un grupo de 180 personas. Se dividió a los participantes en tres subgrupos y a uno de ellos se le pidió que consumiese durante un mes más de tres raciones diarias de leche entera, a otro se le restringió totalmente la leche y el tercero se utilizó de control. Al hacer los análisis de sangre, los resultados no mostraron diferencias significativas entre los tres grupos.
Ampliar en: Lo que dice la CIENCIA para ADELGAZAR