La cadena de supermercados de origen alemán Lidl cumple ahora 20 años de historia desde que se implantó en el mercado español con unas tiendas que en su propia casa denominaban «caja de zapatos», muy distantes de las últimas unidades que responden a las necesidades y gustos del actual consumidor.
Desde que en 1994 abriera su primera tienda han pasado dos décadas en las que se ha convertido en el primer comprador a proveedores españoles de frutas y verduras, por encima de otras multinacionales e incluso nacionales, líderes del sector de la distribución con más tiendas en territorio nacional.
Su secreto es haberse convertido en puerta de exportación para el resto de tiendas de todo el grupo Lidl fuera de España, para un conjunto de 10000 establecimientos distribuidos entre 26 países.
Un edificio funcional, literalmente un cubo sin ventanas, con baldosas pequeñas, vendedores con batas blancas y cajas amarillas era la imagen de la primera generación de tiendas que el grupo abrió entre 1994 y 2001.
Esa era la estética y los edificios «que necesitábamos en aquel momento, cuando el objetivo al entrar en el mercado español era crecer lo más rápidamente posible y abrir el mayor número de unidades», explica el director de expansión e inmuebles, Javier Suárez.
En la segunda fase de tiendas -que se abren entre 2001 y 2010- llevan una cubierta a dos aguas, con teja roja, se abren ventanas y espacios a través de los que los clientes pueden ver la calle, lo que permiten una sala de ventas más espaciosa y luminosa, y las batas de los vendedores se cambian por polos, «una vestimenta más moderna».
Los establecimientos de tercera generación llegan en 2010, «son tiendas pensadas por y para las personas», indica Suárez, quien remarca que las dimensiones de las tiendas han cambiado con el tiempo, se hacen más espaciosas y permiten incorporar más productos.
Así se ha pasado de los 800 metros cuadrados de los primeros locales, a los 1.200 de la segunda etapa y los que cuentan entre los 1200 y 1400 metros cuadrados de los últimos.
La compañía prevé inversiones de 180 millones de euros este año para abrir 20 nuevas tiendas y modernizar unos 150 establecimientos.
El esfuerzo inversor también ha evolucionado: si para las primeras se invertían entre 600.000 y 700.000 euros por tienda, se pasó al millón en la segunda fase y entre 1,6 y 1,7 millones en la tercera, lo que en conjunto suma más de mil millones en España.
Los hábitos de consumo y las demandas de los clientes también supusieron una evolución en los locales, de forma que empezaron a incorporar más productos al surtido de producto seco y de nevera que hasta ese momento había, destaca su director general de compras, Miguel Peraleda.
Primero introdujeron hortalizas y frutas en 1997; congelados, en 2000; carne fresca y pan recién horneado, en 2005; y pescado fresco en 2012.
El 60 % del surtido procede de proveedores españoles, en concreto de más de 400 suministradores, y el volumen de compra a productores españoles se situó al cierre de 2013 en los 3.000 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 20 %, respecto al año anterior.
En este tiempo, ha incrementado en un 40 % la oferta de productos frescos, con pescado nacional y frutas y hortalizas.
Asesorados por expertos -como en vino, embutidos y otros formatos-, la venta a granel cobra fuerza en las tiendas de la última generación.
El cliente demanda pagar solo lo que necesita o quiere llevarse en ese momento y no por unidades de peso fijo, sobre todo cuando la compra se hace ahora casi a diario, por lo que la compañía potencia la venta a granel no sólo en frutas y verduras, sino también en frutos secos y legumbres.
Fuente: MURCIAeconomia.com