Ante el desafío de mejorar la calidad del fruto y evitar el deterioro, controlar el proceso de maduración es desde hace tiempo una prioridad para los científicos. Un nuevo estudio realizado por investigadores del Instituto Investigación Vegetal Boyce Thompson (BTI) y el Servicio de Investigación Agrícola (ARS) del Departamento de Agricultura de EEUU revela que la epigenética -una serie de cambios químicos en el ADN de un vegetal- marca el momento adecuado para enrojecer.
Dificultades de la epigenética
En este laboratorio del BTI, James Giovannoni, biólogo molecular del ARS y sus compañeros, investigaron si la epigenética podría desempeñar un papel en la maduración del tomate.
La hormona de la maduración, el etileno, se genera en los tejidos vegetales, pero también puede aplicarse en el procesado del tomate para su maduración. Muchos tomates jóvenes con semillas inmaduras no responden al etileno para madurar, y los científicos intentaron sin éxito comprender el desencadenante genético que indica que la pulpa del tomate ha alcanzado la maduración.
De modo que el experimento pasaba por inyectar un compuesto que inhibe las enzimas que metilan el ADN en tomates verdes y comprobar así si la epigenética podría participar en este desencadenante de la maduración.
La conclusión, después de la prematura maduración de los tomates, daba a entender que, en efecto, la metilación del ADN regula la maduración; si bien el compuesto en sí mismo jamás se usaría para controlar la maduración, queda demostrado el principio inherente de que la metilación es fundamental.
«Una vez advertimos que el inhibidor puede alterar el misterioso mecanismo que regula la maduración del fruto, decidimos dar con los genes de maduración decisivos que están controlados por el factor de transcripción RIN (inhibidor de maduración) y examinar cómo cambiaba la metilación durante el desarrollo del fruto. De repente, lo entendimos todo con claridad», dice Silin Zhong, coautor, científico del BTI e investigador en el programa Frontier Science Program.
Uno de los descubrimientos vitales vino tras la observación del cambio durante la maduración, cuando pierde la metilación de la citosina del ADN en muchos puntos del genoma, en especial en los promotores a los que se dirigen los RIN. De hecho, esta reprogramación epigenética no se da en las mutaciones de tomate que son deficientes en la maduración.
«Este cambio en la metilación del ADN y específicamente en los promotores de los genes de la maduración, es lo que hace que el fruto responda al etileno y madure», dice Giovannoni.
«Creemos que hemos identificado un nuevo componente del activador de la maduración, uno que quizá sirva como objetivo o herramienta adicional para regular la vida útil del tomate y su calidad». El grupo prosigue con los hallazgos. «Queremos comprobar si se trata de un patrón general en otros tipos de frutos», dice Fei.
Fuente: ClubDarwin.NET