Una pista de la que podemos fiarnos es que recientemente la OMS ha recomendado que la ingesta diaria de azúcar común se rebaje por lo menos hasta el 5% de las calorías que ingerimos a lo largo del día. Esta recomendación se fundamenta en la relación probada entre el exceso de consumo de azúcar con la proliferación de casos de diabetes de tipo II, obesidad y caries. Para entender la relación causa-efecto es preciso saber qué es el azúcar y cómo lo metabolizamos.
El azúcar común pertenece al grupo de los carbohidratos. Los carbohidratos de nuestra dieta se presentan en tres formas distintas: polisacáridos, disacáridos y monosacáridos.
Los polisacáridos que ingerimos son de tres tipos principales: almidón de vegetales y granos de cereales, glucógeno del tejido animal y celulosa, que sólo sirve como fibra para aumentar volumen, pero no se metaboliza. Estos polisacáridos (excepto la celulosa) se hidrolizan (se rompen) en la boca por medio de una reacción química realizada por una enzima presente en nuestra saliva. En el estómago, donde el medio es ácido, esta enzima se vuelve más lenta y la reacción la llevan a cabo los ácidos del estómago.
La glucosa es el principal producto de la hidrólisis del almidón y del glucógeno, y se absorbe a través de las paredes intestinales hacia la sangre, que la transporta hacia los tejidos, incluidos músculo esquelético, cerebro, corazón e hígado. Un tercio de esta glucosa se va a los músculos esquelético y cardíaco para la producción y almacenamiento de energía; cerca de otro tercio va al cerebro, cuya única fuente de energía proviene de la degradación de esta glucosa (glucólisis); y el tercio restante se va al hígado, donde se almacena como glucógeno.
Los disacáridos de la dieta incluyen la maltosa, la sacarosa (azúcar común o de mesa) y la lactosa (azúcar de la leche). La sacarosa es lo que comúnmente denominamos azúcar, y es lo que suele ser excesivamente abundante en nuestra dieta. En el sistema digestivo, por acción enzimática, la sacarosa se rompe en sus monosacáridos glucosa y fructosa que pasan al torrente sanguíneo.
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